Muchos me preguntan «¿Cómo puede ser que Alemania tengan salarios que doblan los españoles y en cambio ellos sean más competitivos y exporten más que nosotros?». Bueno, explicada de forma breve la respuesta sería así: «El coste es importante, pero también es importante el producto que hacen estos alemanes por cada trabajador medido en euros. Y, si sus productos se venden a un precio triple o cuádruple que nuestros productos, entonces su productividad será más alta. Por ejemplo, tomemos el sector del automóvil. ¿Cuál es el precio de un Mercedes en relación a un Seat? Pues la productividad es eso, la producción dividida por unidad de coste.
Ahora bien, ¿cuáles son los factores que explican nuestra baja productividad y que habría que hacer para mejorarla? Veamos que dicen los últimos estudios:
1. Excesiva temporalidad.
Los puestos de trabajo que tienen mucha rotación generan escasas perspectivas de futuro en la empresa. Estos trabajadores tienen pocos incentivos para mejorar, para innovar y para formarse y de una forma u otra acaban fuera de la empresa. España tiene una tasa de empleados temporales que
casi duplica la media europea y es el primer país de la OCDE.
2. Baja apertura internacional. Nuestros hogares están inundadas de productos hechos fuera de nuestras fronteras, desde tecnología (China) hasta muebles (Suecia). En cambio,
sólo 123.000 de las 3.150.000 millones de empresas que hay España están internacionalizadas. Nuestro escaso conocimiento de idiomas (51% frente al 78% de Alemania o el 92% de Suecia) seguro que también influye.
3. Falta de inversión en innovación.
En España las empresas invierten el 0,6 % del PIB en investigación, mientras que en Alemania estas invierten el triple, el 1,86 % del PIB. Si, además, se profundiza un poco veremos que este bajo porcentaje está concentrado en muy pocas empresas y por tanto hay muchísimas otras que no creen en la investigación, ni en la innovación y por tanto su productividad es muy difícil que crezca.
4. Ausencia de financiación: La inmensa mayoría de empresas españolas tienen muchas dificultades para hacer inversiones que las permitirían crecer o innovar. Mientras en España la financiación bancaria supone cerca de un 90% de la financiación empresarial, en países como Alemania éste sólo alcanza el 65%. Este factor, unido a una baja capitalización y a la casi nula alternativa a la financiación no bancaria, deja a nuestras empresas en un estado catatónico. Por eso la sequía bancaria nos ha perjudicado tanto, mientras que en las mismas circunstancias a los competidores europeos crecen, evolucionan y nos llevan la delantera.
5. Prácticas tribales que no fomentan el talento.
A lo largo de mi carrera, tanto en organizaciones públicas como privadas, he visto demasiadas posiciones de responsabilidad cubiertas por personas totalmente inadecuadas que el único requisito que cumplían era pertenecer al círculo social o familiar de alguien influyente. También he visto personas apartadas por no pertenecer. Estas prácticas generan anticuerpos para la meritocracia, ya sea porque los mejores subordinados son desterrados o porque abandonan la empresa decepcionados.
6. Falta de especialización: ya desde los tiempos de Adam Smith (Siglo XVIII), concentrarse en una sola tarea ha sido siempre un factor clave para desarrollarla cada vez mejor. Incluso en la sociedad actual, donde la información crece desmesuradamente, cada vez es más necesario tener conocimientos y criterio para poder discernir y aplicar correctamente. Pensamos por ejemplo, en las sucesivas reformas laborales.
Poderse centrar en ámbitos concretos y profundizarlos hasta conocer el detalle, redunda en una reducción drástica de los errores y por tanto en una mayor eficiencia.
7. Burocracia administrativa lenta e ineficiente.
Existen países donde pedir un permiso para constituir una empresa es menos pesado que en otros. Cuando los analizamos, vemos que una gran parte de estos países han sido influenciados por la religión protestante. En cambio en España, la Santa Inquisición instaurada en 1483 no dependía del Papa, sino del mismo rey y destacó en la persecución de los protestantes, originarios precisamente de Alemania, de la mano de Martín Lutero. Curiosamente, ésta fue durante décadas la única institución común a los españoles que actuaba incluso los reinos de Sicilia y Nápoles, pertenecientes en aquel momento a la Corona de Aragón. La Santa Inquisición Española fue de las últimas en desaparecer y mantuvo las ejecuciones hasta bien entrado el siglo XVII. Volviendo al presente, España ocupa el
puesto 58 (de 144) del ranking del banco mundial, en el aspecto institucional de facilitar la burocracia a las empresas.
8 . Excesivo número de microempresas y pymes. En los países industrializados, la productividad por empleado es casi del doble entre empresas de más de 250 empleados que las que tienen menos de 50. Mientras en España el 62% del empleo está en empresas de este último tipo en Alemania representan el 19% y en EE.UU. el 11 %.
9. De estos ocho factores hay algunos que tienen una solución fácil pero lenta (como la de la financiación) pero otros van a la raíz de nuestra forma de ser y comportarse como sociedad. Os pondré un último ejemplo. Tengo un amigo que se presentó a unas elecciones haciendo bandera de la transparencia y la anticorrupción. Una vez fue elegido, se quedó horrorizado ante la cantidad de gente que le pedía favores poco elegantes. Todos argumentaban haberlo votado y por tanto, indirectamente le estaban pidiendo que incumpliera aquello por lo que lo habían elegido. En el momento que él intentaba hacer ver este extremo, la mayoría marchaban airados prometiendo que nunca volverían a apoyar.
Si entre todos somos capaces de cambiar sólo unos cuantos de estos factores, nuestra productividad será mucho más alta y tendremos mejores salarios y más exportaciones. ¿Estamos dispuestos a hacerlo? No será fácil .