Nuria Amat reclama a los intelectuales ‘nobles’ que salven ‘El Sanatorio’

La escritora lanza en la obra de ED Libros una dura crítica al soberanismo en Cataluña y enlaza con los autores centroeuropeos que sufrieron los totalitarismos

«Mira Kosovo, dije a Anuska. Y miramos Kosovo. Ejemplo de Sanatorio a imitar por el Gran Jefe Indio. Kosovo: origen de las guerras balcánicas. Provincia que declaró su independencia siendo hoy un ESTADO fallido. Una Europa de populismos que desfiguran cualquier propuesta intelectual en Kosovo y en el Sanatorio. Toda voz libre de una cultura de siglos echada a perder».

Este es un fragmento de una de las muchas conversaciones que se reflejan en El Sanatorio, la obra de Nuria Amat, editada por ED Libros. Amat retrata, con un espejo que dimensiona el problema, como el que utilizaba Valle Inclán con sus personajes en La Corte de los Milagros, la situación que se vive en Cataluña. ¿Exagera? Lo hace para pedir que acudan a ese Sanatorio, para salvarlo, intelectuales ‘nobles’, críticos, que sepan decir qué ha ocurrido realmente, y que señalen con el dedo a los responsables políticos.

En la portada del libro aparece la propia escritora, como protagonista del paisaje romántico de Caspar David Friedrich. Sin embargo, Amat quiere retratarse de frente, muy consciene de que aquella pintura es la gran inspiradora del romanticismo alemán, en el que se basó el nacionalismo germano.

Un doble diálogo

La autora mantiene una doble discusión, entre los escritores que se sienten ninguneados en Cataluña, y que utlizan el castellano en sus obras, los «callados» como ella misma señala, y el diálogo que organiza entre distintos escritores, los que denunciaron esas situaciones de opresión, que acabaron en tragedia, como Robert Walser, Thomas Bernhard o Stefan Zweig.

El llamamiento de Amat es diáfano, más allá de las situaciones que se narran, con una crítica feroz y constante al proceso soberanista, y a la «propaganda» que se ha utilizado para escalar posiciones políticas. Pero esa posición, a veces radical, le permite a Amat un severo toque de atención a todo lo que ocurre en Europa, con el ascenso de los partidos populistas y al triunfo de Donald Trump en Estados Unidos. ¿Pero qué pide la autora?

El Sanatario es una novela, repleta de guiños literarios, con una narración que sumerge al lector y que le interpela sobre su propia vida, sobre su propia responsabilidad. Pero cobra una mayor importancia si se tiene en cuenta qué ha pasado con algunos intelectuales, que han abandonado su papel en beneficio de un bien, supuestamente, superior, como es el proyecto independentista.

El intelectual noble de Riemen

Y recuerda el ensayo de Rob Riemen, Nobleza de espíritu, en el que el autor brinda una encendida defensa de la libertad, y de la crítica del poder, utilizando para ello a personajes de las novelas de Thomas Mann. Lo que pide Riemen, impulsor del Instituto Nexus, es que prime siempre la contestación al poder. Y no la sumisión a él. Y es eso lo que reivindica Amat, que, a través de un sutil juego teatral, hace pasar por un atril a personajes que, silenciados, cantan las verdades del barquero.

Cuando el libro de Riemen se presentó en Madrid, en 2006, ocurrió un hecho que emanó esa ‘nobleza’ exigida siempre al intelectual que desee ejercer su verdadero papel. Lo presentó Vargas Llosa, junto con el embajador de Holanda. Vargas Llosa criticó a las instituciones holandesas porque habían dejado sin la nacionalidad holandesa a la diputada de origen somalí Ayaan Hirsi Alí. El diplomático holandés le afeó el gesto al escritor, matizando las cosas. Pero surgió Riemen, para constatar que había sido una «vergüenza» la conducta del pueblo holandés, que había apoyado a sus dirigentes. La nobleza de espíritu es la defensa de la libertad, es estar contra el poder, aunque sea contra las mayorías.

¿Y en Cataluña? Sin nombrar a nadie, Amat se refiere a muchos de los intelectuales que en los últimos años han querido estar con el poder, para no sentirse al margen, para no estar en minoría.

La escena de la plaza Sant Jaume

Y es que el 20 de septiembre de 2012, tras la entrevista entre Artur Mas y Mariano Rajoy en La Moncloa, el entonces presidente de la Generalitat se vio aclamado en la plaza Sant Jaume de Barcelona, con cuatro mil personas gritando «independencia». El hecho es que en el primer círculo, rodeándole, figuraban nombres como Jaume Sobrequés, Salvador Cardús, Salvador Giner, Ferran Requejo, Muriel Casals –fallecida en febrero de 2016– y Xavier Rubert de Ventós. Todos ellos habían estado conectados con mayor o menor intensidad con la izquierda que había combatido a Jordi Pujol y su proyecto nacionalista.

Preguntado en aquel momento por aquella extraña circunstancia, el ensayista Jordi Amat, autor de El llarg procés, lamentaba «que se haya perdido una libertad de espíritu considerable», y argumentaba la actidud de aquellos intelectuales con la idea de que «a nadie la gusta quedar fuera de la hegemonía».

De todo eso va El Sanatorio, una obra literaria, con escritores en todos los renglones, con autores que amaron la libertad. Porque esa debe ser, a juicio de Nuria Amat, su principal misión: la defensa de la libertad, aunque se crea que ya se ha conseguido.