No hay crédito, ni lo habrá

El mandamás de BBVA, Francisco González, instó ayer a concluir cuanto antes la privatización de las tres entidades estatizadas Bankia, Catalunya Banc y Novagalicia Banco, porque en su docta opinión es un paso imprescindible para que comience de una vez por todas a fluir el crédito hacia las empresas.
 
La vuelta al regazo privado de esos tres gigantes financieros sin duda coadyuvará a normalizar el sistema, pero ni de lejos se les puede achacar la culpa de que el dinero no haga acto de presencia en los circuitos habituales.

El gran culpable de que las mangueras bancarias estén secas no es la banca, sino el Estado, por la verdadera razón de que está absorbiendo vorazmente el poco crédito que existe.

El Gobierno cerrará este año con un colosal agujero presupuestario de casi 100.000 millones de euros en números redondos, que se suma a los 90.000 millones de 2012 y los 70.000 de 2011. El grueso de estas mareantes cifras las está financiando la banca española. Y céntimo que chupa el Estado, céntimo que se escamotea al sector privado.

Este fenómeno, conocido como efecto expulsión, es el gran culpable de la escasez de créditos. Mientras la Administración no empiece a cuadrar sus cuentas, pretender que la banca abra la espita es como pedir peras al olmo.