No es cuestión de independencia, sino de cómo se llega
Escribía hace un año un artículo provocador sobre la manifestación de la Diada de 2012. Decía que me parecía una loable iniciativa y que sería inútil. Sí. Un año después, desgraciadamente estamos donde estábamos.
Madrid no ha movido ficha ni piensa moverla. Catalunya tiene un Parlament con mayoría soberanista (igual que antes), pero más fragmentada. La sociedad y sus agentes, el ANC en particular, han demostrado que siguen yendo por delante del Gobierno que nos debería liderar.
No es que tenga una bola de cristal, pero es que ninguna de las manifestaciones en las que había ido anteriormente (muerte de Ernest Lluch en 2000 y sentencia del TC sobre el estatut en 2010) tampoco habían logrado ningún resultado. Si lo comparamos con el fútbol es como si esperáramos ganar la Champions únicamente llenando el campo y animando a nuestro equipo.
Para ganar una competición hay que jugar muy bien, hay que ganar todos los partidos y para ganarlos hay que marcar goles. En concreto, hay que meter goles decisivos en los momentos decisivos. La afición ayuda mucho, ¡claro ! Pero la afición no marca goles. Los goles los marcan los jugadores de cada equipo.
La afición de los partidarios de la independencia se jacta de que el partido está prácticamente ganado. Lo que no parece darse cuenta es que si ahora mismo va ganando, con una paliza, es porque los jugadores del equipo contrario están empeñados en hacerse goles en la propia portería.
Los ejemplos son tan variados como abundantes: Un presidente de Gobierno que dice » apoyaré el Estatut … » y luego se «lo cepilla en el Congreso», un Tribunal Constitucional que «recorta» aún más el pobre Estatut o un Ministro de Educación , el Sr. Wert, que quiere » españolizar Catalunya «, etc …
Si, además, la afición del equipo contrario disfruta y anima a los autores de esos goles en campo propio, no es extraño que haya un sentimiento de triunfalismo anticipado. Lo entiendo.
Pero la administración del Estado tiene muchos instrumentos que la mayoría independentista desconoce. Hasta ahora hemos visto el papel de los juzgados, capaces de imputar durante años (y acabar con la carrera política) a cualquier persona sin que después «ni siquiera se intuya el conocimiento ni la participación» de esta persona en ningún delito. Los casos de corrupción en Catalunya se han disparado últimamente. No es el único instrumento que se utilizará. Estoy seguro.
Y como todos los aficionados saben, ningún partido está ganado hasta que no se acaba el partido. Y a este partido ficticio, en el que se juega la independencia de Catalunya, le quedan muchos minutos y muchas prórrogas para jugar. Si alguien todavía cree que la independencia se conseguirá de un día para otro me siento decepcionarle: No será rápido, ni gratis, ni sencillo. Habrá que superar muchos obstáculos y la voluntad popular sólo es uno de ellos y es frágil .
Después vendrá la actitud de España que será hostil, como mínimo. Luego el reconocimiento internacional que será imprescindible … ¿por qué se conocen los casos de Abkhazia y Osetia del Sur? Los habitantes de Osetia son una minoría rusa que se han independizado de Georgia. Pero sólo cinco países del mundo los han reconocido y, por ejemplo, cuando tienen que viajar deben llevar el pasaporte georgiano y eso que declararon su independencia hace más de 20 años, en 1991 .
En resumen. A aquellos que no quieren la independencia les queda mucho trabajo por hacer, la primera tarea de las cuales sería conseguir que sus jugadores marcaran los goles en el campo del adversario. A estos les recomiendo leer otro artículo posterior titulado «La mayoría silenciosa no pinta nada» donde expliqué de la forma más científica posible por qué la independencia era un producto como el iPad, que hace seis años poca gente lo reclamaba y ahora parece la herramienta perfecta para resolver todos nuestros problemas .
Para los que la quieren, mucha paciencia con nuestros jugadores porque el partido será largo, el campo estará lleno de agujeros y de obstáculos y uno de ellos, que parece ganado y no lo está, es seguir aumentando el número de aficionados del equipo, sobre todo de aquellos a los que no les interesa el fútbol, que son muchos.
En este sentido, la campaña que está a punto de lanzar CDC en castellano y titulada «Orgulloso de sus orígenes, Orgulloso de Catalunya» la encuentro todo un acierto y no soy el único.