Nissan se va de Barcelona y a nadie le importa

Aragonés no tiene en su agenda previsto nada sobre Nissan pero si acudir a una manifestación que tiene por misión defender el incumplimiento de las sentencias del Tribunal Supremo, en este caso sobre la impartición de un 25% de clases en español.

Un total de 1600 trabajadores pierden su empleo por el cierre de la planta de Nissan sin que se haya concretado alternativa de implantación alguna, decenas de empresas vinculadas viven impotentes la perdida de su principal cliente y desde la Generalitat lo que les ocupa es poner dos profesores en clase cuando se dé una lección en lengua española para, así, intimidar a los niños.

Hace 40 años Nissan llego a España de la mano de un gran empresario como Javier Echevarría, hoy ese tipo de empresarios son una rara avis en el panorama barcelonés y una planta como Nissan no se abriría porque Colau y su Torquemada antocoches, Janet Sanz, prohibirían la implantación de la fabrica porque “quieren expulsar los vehículos privados de la ciudad” (SIC).

Aragonés no tiene en su agenda previsto nada sobre Nissan pero si acudir a una manifestación que tiene por misión defender el incumplimiento de las sentencias del Tribunal Supremo, en este caso sobre la impartición de un 25% de clases en español. Somos el único lugar, aún avanzado, donde el Gobierno se manifiesta para incumplir las leyes que el mismo promulga.

Con esta agenda y estas prioridades no es de extrañar que el informe de competitividad del Consejo General de Economistas de España, presidido por el catalán Valentí Pich, haya relegado a Cataluña, en términos de entorno institucional, al lugar 13 de 17 comunidades autónomas.

De este ranking en la Cataluña oficial no se habla, como no se habla de nada que este fuera de su cada vez más estrecho y crispante mundo. El ranking ha vuelto a colocar a Cataluña en cuarta posición en global, tras perder el liderazgo en 2019 en beneficio de Madrid y siendo superada por Navarra y el País Vasco. Desde que ese ranking se elaboraba Cataluña ostentaba el liderazgo pero las malas políticas tienen, siempre, consecuencias y Cataluña perdió no un puesto sino 3 de golpe.

Este mismo ranking sitúa a Cataluña en último lugar en materia de competitividad fiscal. La existencia de 18 tributos propios lastra la competitividad catalana pero aunque lo que se nos dice es que ese en un sacrificio en aras de proteger a lo que más lo necesitan eso es simplemente falso. Los que más lo necesitan son, por ejemplo, los trabajadores de Nissan pero por ellos desde el gobierno catalán no van a hacer nada por ellos, ni los sindicatos de clase, de alta clase, porque viven divinamente, no dirán ni pio, porque ellos también son parte del poder.

Nissan dice adiós este jueves a su centro de la Zona Franca, un punto y final que deja de momento en el aire el futuro de 1.400 trabajadores directos. EFE/Marta Pérez

Las consideradas rentas bajas en Cataluña pagan un IRPF del 10,5% de sus ingresos frente al 8,5% en Madrid porque ya se sabe que Ayuso protege a los ricos y la CUP a los pobres, curiosa forma esta de proteger a quien menos tiene cobrándole más por peores servicios.

La Generalitat no quiere ayudar a los trabajadores de Nissan, no son el tipo de gente que va a ir a su manifestación de rechazo a sus convecinos pero aunque quisiera hacerlo no puede porque en el último año los 18 tributos de Cataluña frente a los 0 de Madrid se han usado en Cataluña para hacer crecer la deuda en 3.000 millones de euros mientras Madrid la reducido en 1500 liberando así recursos para invertir mientras Cataluña deberá utilizar cada vez más dinero para pagar las amortizaciones e intereses de la abultada deuda catalana.

Nissan fue motivo de regocijo para Pedro Sánchez cuando en 2020 con motivo de su visita al Foro de Davos nos anunció que no peligraba para nada ni la planta ni el empleo. Ahora dirán que la culpa es del mercado, de los insensibles ejecutivos de las multinacionales y, de nuevo, nos dirán que la solución es lo público.