Ni un día de tranquilidad para Carmena

No gana uno para sustos. Madrid siempre tiene que estar en la cresta de la noticia. Algo nuevo. Ni un día de tranquilidad. Empieza la andadura del nuevo equipo de gobierno del municipio y, ¡zas!, primera dimisión. Primera baja. Querida Cibeles, ni un día de paz consientes.

Tenía motivos, el tal Zapata –apellido que recuerda a México– para no haber tomado posesión. Ya habían sido recuperados sus tuits. Alguien se lo ha currado. Buscar y rebuscar en la trastienda de años pasados tiene su aquel. O su encargo. Al menos constancia. Los antecedentes malos, las consecuencias peores. Uno menos, que diría Aguirre.

La alcaldesa fue nerviosa a trabajar a Cibeles. No sabía qué metro era. Banco de España, alcaldesa. Frente a la Diosa. Y no te olvides de saludarla cada mañana. Ya conoces las consecuencias. Uno menos. Muy fuerte que fuera al área de Cultura. Perdones, disculpas. Un rato de gracioso por el twitter y mira lo que pasa. La ilusión se convierte en pena. Lo escrito no se borra. «Nadie me ha invitado a marcharme» ha dicho Zapata. Pero te vas. Por tu mala cabeza.

Se puede discutir sobre los límites del humor en las redes. Sobre la crueldad de los mismos. Pero en la barra del bar. La escritura, según Richard N. Patterson, «no es producto de la magia». Y Twitter es escritura. Por ti aprenderán otros. Porque escribir es leer la vida, Umbral dixit. Todavía más. Voltaire asegura que «la escritura es la pintura de la voz». Tu voz que no supo parar a tus dedos.

Un día, primer traspiés. Primer baile, primer pisotón. Pero hemos cambiado de pareja. Importante. Unos se van, otros llegan. Se van las caras de la derecha. Taciturnos. Llega un tiempo nuevo. O repetido, como aquel del 79. Se parece. Es igual de hosco y malhumorado el semblante de la derecha derrotada.

No saben perder. Ejemplo, la Rita. Ni dignidad ha mostrado para ceder el bastón a una coalición. Ella hizo lo mismo que ahora critica cuando la echan. Se le ha olvidado. Creían tener derecho vitalicio a los cargos. Pues no. Va a ser que no. Y dejen de pensar en que los electores se han equivocado.

La derecha se derrumba, como en el 79, víctima de la misma altivez. Complejo de superioridad. Dejen paso al futuro. A la nueva manera de interpretar la política. Con tropiezos se recorre el camino. Al menos los 100 días de rigor. Carmena los quiere. La Cibeles también.