Ni inestabilidad ni legislatura breve
Sánchez siempre cede y ha demostrado que su ideología única es el poder y su proceder es ceder lo que sea con tal de mantenerlo
El PP hará bien de, más allá de la investidura, planificar su estrategia a largo plazo. La legislatura no será breve. Las reivindicaciones de Junts, Bildu y ERC como la llamada amnistía a los alborotadores del 1 de octubre y la sentencia del proces, la excarcelación de etarras, … no son cosas que se puedan conseguir de hoy para mañana y requieren de tiempo.
Bildu y Junts necesitan fijar en el imaginario de sus electorados que ellos son más resolutivos, expeditivos y con mayor capacidad de extorsión de la que han demostrado hasta ahora los, bajo su parecer, timoratos ERC y PNV.
La única posición posible de Sánchez es decir sí a todo y luego ir gestionando. Hay personas de gran influencia y lobbys que, en su buena fe, aún hoy creen que Sánchez es un prestidigitador que dice una cosa y luego hace otra pero no es así, Sánchez siempre cede y ha demostrado que su ideología única es el poder y su proceder es ceder lo que sea con tal de mantenerlo.
El presidente del gobierno es el mejor alumno de Gulio Andreotti, el tantas veces primer ministro italiano, que hizo fortuna con la frase “el poder desgasta, pero desgasta aún más a quien no lo tiene”.
El PP debe empezar cuando antes el proceso de duelo
Sánchez ganó las elecciones perdiéndolas porque no necesita que ERC, ni Bildu ni Junts acudan a la ronda de consultas del Rey, él lleva frente a Su Majestad el voto delegado de sus socios antiespañoles para conseguir la presidencia del gobierno de España.
El Partido Popular debe empezar cuando antes el proceso de duelo. No era un partido preparado para no gobernar tras las elecciones del 23J y ahora debe tomar una primera decisión trascendental. Hacer la travesía del desierto que hicieron Aznar y Rajoy hasta llegar a la presidencia o volver a cambiar de líder.
Su segunda decisión fundamental es estratégica. ¿Cómo relacionarse con VOX? Es bueno que el PP asuma la existencia de VOX y deje de sumarse al relato que sobre los de Abascal hacen desde Moncloa y Sumar.
Solo si la mayoría social teme menos a Vox que a Bildu y Sumar la derecha puede volver al poder y cambiar de trinchera para atacar a tu socio no parece la mejor idea. Las elecciones del 23J demostraron que la pifia del Sí es Sí pesa menos en la conciencia colectiva que el falso relato que desde el poder político y mediático se ha hecho de VOX.
Finalmente, el PP debe fijar su estrategia en las comunidades con más implantación nacionalista: Cataluña en especial, por su relevancia demográfica, pero también en el País Vasco y Navarra.
El PP debe ser algo más que el partido antisanchista
La cuestión clave es ¿Quiere el PP revivir a CiU como Feijóo insinuó en una entrevista en La Vanguardia en las elecciones generales o pretende convertirse en representante genuino de todos los catalanes, vasco y navarros víctimas del nacionalismo? El PP debe trabajar a largo plazo y sin bandazos en esas comunidades.
El PP debe ser algo más que el partido antisanchista. El PSOE ha arrinconado a Garcia Page, aunque sea su único barón exitoso, y ha comprado el relato nacionalista periférico del PSC y del Partido socialista de les Illes Balears. Multilingüismo, republicanismo y agenda woke sin resquicio alguno.
En el PP, en cambio, conviven varias almas que confunden a su potencial electorado. El mensaje antinacionalista que les ha llevado al éxito en Baleares y la Comunidad Valenciana parece en ocasiones cuestionado desde sus propias filas.
Desde el interior de Génova se ha insinuado que los populares podrían celebrar una convención para afianzar el liderazgo de Feijóo. Este liderazgo no depende de una convención marketiniana sino de que los populares ofrezcan un mensaje claro e inequívoco y Feijóo manifieste su inequívoco de recorrer un largo camino hasta la Moncloa.
El PP y VOX deberían cerrar un acuerdo en Murcia para evitar una repetición electoral, de lo contrario el PSOE solo deberá sentarse en la grada a ver como se despedazan dos partidos que deben colaborar inteligentemente si quieren llegar a gobernar España en 2027… o lo que Sánchez y sus socios Otegui, Puigdemont y Junqueras hayan dejado de ella.