Negociación y metamorfosis de ERC
La claridad en la estrategia y las tribulaciones interiores de ERC le obligan pasar de la reacción a la acción política
Vivimos a merced de la urgencia, de la reducción del periodo de tiempo que tenemos para tomar decisiones. Esta aceleración lleva a muchos a tomar malas decisiones o, lo que es peor, a no tomarlas.
ERC es un partido marcado por una historia trufada de urgencias, por la política de momentos excepcionales de Francesc Macià y Lluís Companys y por la espera, el largo invierno de la dictadura franquista. Ahora plantea la estrategia de iniciar una larga negociación con el PSOE para hacerla creíble. La idea es simple: cuanto más compleja sea la negociación más fácil será vender la abstención de la investidura.
Las tribulaciones de Esquerra son de carácter psicológico más que político. ERC ha llegado a la conclusión de que hay que cambiar la lógica de gobierno en Madrid y Barcelona para crear nuevos escenarios políticos para la negociación del conflicto catalán. Una lectura política que abre el campo, lo hace más practicable y que les puede permitir ampliar su base electoral.
Es una estrategia que no sólo aguanta el papel sino también un análisis riguroso de la realidad. Un planteamiento político que permite al independentismo de ERC formar parte de la gobernabilidad y demostrar hasta qué punto está preparado el Estado español para iniciar una nueva etapa territorial en España.
Si los planes dibujan un horizonte político claro para ERC, las mortificaciones interiores los paraliza para avanzar en garantizar un acuerdo. Mortifica pensar que, una vez más, a ERC le puede más el republicanismo de izquierda que la independencia.
Es el desasosiego provocado por el vértigo que supone saltar de la política catalana a la política española. Es el temor a quedar sometidos a la atracción del sonajero del poder español que tantas veces ha encandilado a los políticos catalanes y vascos a lo largo de historia.
ERC no exige tiempo para decidir si apoya a Sánchez, sino para culminar su metamorfosis
La claridad en la estrategia y las tribulaciones interiores del partido le llevan a tener que tomar una decisión que le obliga pasar de la reacción a la acción política. El escenario soñado para ERC es que en Cataluña no hubiera independentistas que les recordaran que hay que conseguir la independencia, la ruptura con España.
El tormento interior de ERC es que para lograr ganar el espacio de Convergència hay que convertirse en Convergència. La paradoja genera una ansiedad enorme en sus bases que observan impávidas el baile de máscaras en el propio partido. El cúmulo de tensiones y turbaciones lleva a sus líderes a jugar al ratón y al gato, intentado ser los dos a la vez para cazar y evitar ser cazado.
Muchos políticos y medios de comunicación pueden pensar que es un sin sentido político donde las contradicciones son más importantes que las certezas y ventajas políticas. Alguien lo puede pensar y criticar pero no parece justo pedir que el proceso de metamorfosis en el que está inmersa ERC se realice sin el dolor intrínseco que supone cambiar su forma.
Si llega a producirse la metamorfosis, supone situar, desde la visión de la izquierda española, a Vox y al PP disputándose el protagonismo para gobernar la derecha española y así debilitarlos. El tiempo que se exige ERC no es para decidir si apoya a Pedro Sánchez o a la coalición.
ERC exige tiempo para culminar el ciclo de la metamorfosis que implica cuatro estadios: distanciarse de Junts per Catalunya ganándole en todas las elecciones, asumir que la vía unilateral no es el camino para alcanzar la república, aprobar los presupuestos de la Generalitat para hacer gobernable Cataluña y, por último, sumar con la izquierda española un proyecto de reformas que mejoren la vida de los ciudadanos.
La temperatura y el tiempo rápido de negociación que quiere imponer el PSOE a ERC no es el más adecuado para que éste último pueda pasar de ser crisálida a convertirse en mariposa.