Nadie nos mira

Tan importante es fijar objetivos de mejora [...] como legislar correctamente para evitar la inseguridad jurídica que convierte una norma bien intencionada en un problema social

Una de las características de la política en el siglo XXI es que las personas lo ven todo, pero no tienen tiempo de mirar nada. Desde hace ya muchos años, se advierte que no es posible centrarse y profundizar en aquellas decisiones políticas que afectan a la vida de las personas, debido a la acumulación de datos, informes y comisiones que no dejan ver el bosque. Se ha tomado conciencia de que las exigencias de transparencia a las actuaciones políticas, en muchos casos, solo ha implicado mayor opacidad.

Esta paradoja se podría ejemplarizar en la ilusión óptica que se produce cuando, al mirar el contenido de un vaso de cristal transparente, dejamos de apreciar el líquido que contiene, porque nuestra mirada se focaliza en mirar lo que hay más allá del vaso gracias a su trasparencia. El principio que aplicamos, cuando queremos ver a través de él, lo podemos aplicar a las decisiones políticas.

Si sumamos que cada semana aparecen innumerables iniciativas políticas/nuevos vasos a los que hay que mirar para saber el alcance que tienen en la vida de los ciudadanos, nos percatamos de que no es posible atender ninguna de las cuestiones que se proponen desde la política. Tanto es así que, de forma consciente o no, el político ha llegado a la conclusión de que, como ya nadie le mira, puede actuar sin miedo a que se le exijan responsabilidades. 

El político ha llegado a la conclusión de que, como ya nadie le mira, puede actuar sin miedo a que se le exijan responsabilidades

Miremos un par de casos de iniciativas políticas que no hubieran tenido recorrido si se hubiera prestado más atención en ellas: la evolución de la ley del “sí es sí” y el plan especial urbanístico de alojamiento turístico de Barcelona. Tanto en el primer caso como en el segundo, el resultado ha sido el contrario a los objetivos perseguidos, como consecuencia de haber aplicado una legislación deficiente.

En el primer caso, se ha producido el indeseado efecto de haber provocado que sean excarcelados o bien reducir las condenas de aquellos que se encuentran en prisión por haber cometido delitos sexuales; y el segundo, por una cuestión formal, ha permitido que el propietario de un edificio de la calle Tarragona haya conseguido que 120 pisos del inmueble se conviertan en apartamentos turísticos.

Ambos casos deberían hacernos pensar sobre el hecho de que tan importante es fijar objetivos de mejora para la vida de las personas

En ambos casos, la polémica, las acusaciones y los reproches entre partidos e instituciones han atraído la atención de los ciudadanos y ha permitido ocultar el mal procedimiento que ha permitido que las normas hayan sido mal legisladas. Aquellos que impulsaron las normas rehúyen su responsabilidad y la ocultan tras la polémica. Ambos casos deberían hacernos pensar sobre el hecho de que tan importante es fijar objetivos de mejora para la vida de las personas (es de esperar que ambas normas los perseguían) como legislar correctamente para evitar la inseguridad jurídica que convierte una norma bien intencionada en un problema social.