Nada es lo que parece
Xavier García Albiol ganó hace cinco meses las elecciones municipales en Badalona, tercera ciudad con mayor número de habitantes de Catalunya, pero gobierna una alcaldesa afín a Podemos. Y el domingo, la lista de Junts pel Sí fue la más votada con más del 24% de los votos. Este puede que sea el mejor resumen ilustrativo de los resultados de las últimas elecciones autonómicas. En general, el votante parece haber perdido los referentes ideológicos y está exhibiendo un sufragio errático, favorecido también por nuevas marcas y plataformas que cambian de nombre en cada cita con las urnas.
No todo es lo que parece tras los resultados del domingo. Junts pel Sí ha ganado, pero el conjunto de Convergència i Esquerra ha perdido. La ola de los de Catalunya Sí que es Pot se ha difuminado, a pesar de que fuerzas hermanas gobiernan la capital catalana. El PSC ha sacado el peor resultado de su historia, pero Iceta, a cambio, ha consolidado su liderazgo y un discurso que le puede ir mejor en las inminentes generales. Unió ha quedado fuera y certifica que ha estado décadas «sobrerrepresentada» a costa de su ex socio de coalición. De nada ha servido que su líder, Duran Lleida, haya sido durante años uno de los políticos más valorados en las encuestas.
En todo este lío, pocos caen en la cuenta de que el PP puede haber encajado una de sus mayores derrotas, pero en aquello que representa, la derecha españolista, ha conquistado más espacio que nunca, porque junto con Ciutadans suman 36 diputados. Algo insólito en el panorama político catalán, tan insólito como que Mas, el candidato a la reelección, fuera el cuarto en una lista en la que ya se intuyen movimientos para sacárselo de encima.
Vivimos una auténtica confusión en la que domina la desideologización. Izquierda, derecha y soberanismo se mezclan en nuevas siglas y plataformas que confunden al ciudadano. Este domingo vi en un colegio electoral a un votante que eligió su papeleta con el infalible método del pito-pito-colorito. Me acerqué para comprobar con cuáles había jugado: Unió, Catalunya Sí que es Pot y PSC.
Y mientras, un Rajoy obstinadamente plantado en el inmovilismo. Incapaz de mojarse ni en la ducha. Es cierto que los independentistas no han llegado al 50%, pero un 47% es un porcentaje suficientemente alto como para que el presidente del Gobierno mueva ficha de una vez. Rajoy sigue autista, haciéndose el gallego, en una escalera en la que uno nunca sabe si sube o baja.