Morir matando, la estrategia de los mexicanos de Pemex al irse de Repsol

Mientras España sigue conmocionada por su cambio al frente de la jefatura del Estado, la compañía Petróleos Mexicanos (Pemex) ha salido casi sin repercusión pública de Repsol. Se han ido con su cola (en una interpretación fina…) entre las piernas.

Han vendido la participación en la petrolera española después de haber invertido una enorme cantidad de dinero en conspirar contra ella. Intentaron descabalgar a su presidente, Antonio Brufau, y para ello estaban dispuestos a aliarse con el mismo diablo.

Tras venderse los títulos (¡qué valientes los panchitos!) han lanzado una comunicación pública en la que ponen a parir a Brufau y al equipo que ha mantenido la compañía pese al sitio constante al que ha sido sometida en los últimos años: Del Rivero, Lukoil, YPF, Pemex…

 
Pemex ha vendido la participación en Repsol después de invertir una enorme cantidad de dinero en conspirar

Brufau es un buen gestor. Un auditor formado en Barcelona que adquirió la máxima experiencia trabajando para La Caixa y que logró ponerla en práctica primero en Gas Natural y luego en Repsol.

Próximo a su retirada, el de Mollerussa ha sabido resistir, cuando la resistencia es más que un activo una condición. Por tanto, las críticas emanadas de los mexicanos que buscaban en Repsol una empresa frágil para absorber tienen escaso, por no decir ningún, sentido.

Es cierto que el presidente de la petrolera española no es un nacionalista empresarial español, aunque haya actuado como tal. Como también es verdad que su eterno adversario, el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, ha sido siempre, al final, cuando las adversidades eran multitud, su mejor aliado. Fainé representa a uno de los primeros socios de Repsol, además de ser su vicepresidente.

Seguro que le hubiera gustado que Brufau no hubiera acumulado tantos años al frente de una de las primeras empresas españolas. Y él sabe que en algunos momentos determinados conspiró en su contra. Sea su moral o su visión estratégica, sin embargo, se ha permitido darle el apoyo necesario para superar las dificultades mayores en la compañía.

Hoy, Repsol sigue siendo española y una empresa internacionalizada. Brufau es quien debe apuntarse la autoría de esa consecución, aunque Fainé pueda reclamar la segunda posición de ese podio: sin él, su compatriota hubiera fracasado. Curioso que los dos catalanes que se mataban en la Diagonal hoy sean firmes aliados en Barcelona y Madrid. Curioso, pero señal de que la canción de Pata Negra se cumple en su totalidad:

(…) Pasa la gloria, nos ciega la soberbia,
pero un día pasa la gloria, nos ciega la soberbia,
pero un día pasa la gloria.
Y pasa la gloria y ves que de tu obra
ya no queda ni la memoria… (…)