Montoro, sé fuerte

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se queda sin excusas para ocultar la lista de defraudadores de Hacienda. Este lunes, el Consejo General del Poder Judicial aprobó el anteproyecto de ley que contempla la opción de hacer públicos los nombres de los mayores defraudadores de Hacienda. Conocemos, gracias a las tareas periodísticas, las prácticas de Jordi Pujol, Rodrigo Rato, Luis Bárcenas y otros ídolos de los grupis políticos del momento. 

Grupis porque hay que dejarse llevar por la obscenidad ideológica para tomar determinadas posturas en relación a estos tres personajes. Por ejemplo: ¿no les resulta reconocible la expresión de la chica de 50 sombras de Grey en el rostro de Artur Mas cada vez que habla de su mentor? A mí, sí. En todo caso los ilustres presuntos son quienes deberían preocuparnos menos. Genera mayor inquietud el hermetismo que planea sobre una lista de 715 ex altos cargos sospechosos de haber aprovechado la última amnistía fiscal.

La opinión pública merece construir su termómetro del latrocinio en España. Deberíamos saber qué gobiernos les nombraron para repartir equitativamente responsabilidades políticas sobre la caradura fiscal. Es lo que haría una sociedad madura. Queremos tener claro quién más, como Pujol, se ha dedicado a dar lecciones morales en público mientras en la intimidad cometía orgías de optimización fiscal.

Podría Montoro resolvernos con un solo gesto la duda sobre qué partido tiene más defraudadores en sus filas. Es decir, obtener conclusiones basadas en 715 nombres y no con una docena como referencia. Mariano Rajoy («Luis, sé fuerte») dice que es el campeón en la lucha contra el fraude. Gracias a él, aseguran los del Partido Popular, han aflorado 125.000 millones que han incrementado algo la recaudación.

Probablemente tendrá razón. Como Miguel Boyer y Carlos Solchaga cuando vendieron la misma moto en sus respectivas amnistías, que impulsó el PSOE. Aunque la verdad numérica asista a Montoro y Rajoy, queremos más. Queremos los 715 nombres. Primero, porque en 2012 lo prometieron en las Cortes. Pero es que además ningún plan contra el fraude estará completo mientras esa información permanezca en las catacumbas de Hacienda. Así que ¡ánimo Montoro, sé fuerte!

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