Moix, la primera víctima de la rebelión fiscal
La designación de Maza y la elección de Moix fueron maniobras del PP para controlar los casos de corrupción. Pero los resultados han sido los contrarios
Puede que se haya iniciado la maldición de la reprobación. El ministro de Justicia Rafael Catalá, el fiscal general del Estado José Manuel Maza y el jefe de la fiscalía anticorrupción Manuel Moix fueron reprobados por amplia mayoría en pasado día 16 de mayo. El PP se quedó solo con sus propios votos. Y naturalmente hizo caso omiso de la sentencia del Parlamento. Apenas 15 días después, Manuel Moix, jefe de la fiscalía anticorrupción, dimitió a pesar de la defensa encendida que hizo de él su jefe, el fiscal general del Estado. Envuelto en una confusa historia de la herencia familiar de una sociedad en Panamá, ha sido víctima de la filtración de esa información en el entorno del mundo fiscal.
La dimisión de Moix deja heridos a sus dos superiores, Maza y el propio ministro de Justicia. Son los otros dos reprobados por el Parlamento por los que no se podría apostar que sobrevivan mucho tiempo en sus cargos.
Rebelión en el mundo judicial contra el Gobierno
Veinticuatro horas después de la dimisión de Moix, el fiscal general del Estado, en un acto que estaba previsto con antelación, acudió a la inauguración del congreso de la Unión de Fiscales Progresistas. Su presidente, Álvaro García Ortiz, pidió en presencia del interesado, José Manuel Maza, su dimisión por la defensa encendida que hizo de Manuel Moix, exculpándole de toda responsabilidad por haber ocultado su relación con una empresa en Panamá. La petición del presidente de los fiscales progresistas, recibió una sonora ovación del cerca del centenar de fiscales presentes.
El calendario no acompaña al Gobierno para hacer frente a lo que se visualiza ya como una ofensiva de muchos fiscales
La defensa de miembros del Gobierno del ministro de Justicia en todo este asunto ha tenido un perfil bajo.
El calendario no acompaña al Gobierno para hacer frente a lo que se visualiza ya como una ofensiva de muchos fiscales, la propia Unidad Central Operativa de la Guardia Civil y de algunos jueces.
La designación de Maza y la polémica elección de Moix como jefe de la fiscalía anticorrupción era una operación diseñada desde el Gobierno para controlar la gestión de las investigaciones que afectan a casos de corrupción del Partido Popular. El primer episodio fue en Murcia, donde el cese del fiscal anticorrupción de Murcia trató en vano de parar la investigación que se realizaba al entonces presidente de la Comunidad, Pedro Antonio Sánchez. No resultó. Finalmente, el presidente de Murcia tuvo que dimitir como consecuencia del pacto del PP con Ciudadanos. Hoy está imputado por tres delitos.
Hay una rebelión en el mundo judicial de la que es complicado encontrar evidencias directas
Los intentos de Manuel Moix de controlar a los fiscales anticorrupción que investigaban las andanzas de Ignacio González, también acabaron en fracaso. Fue el motivo de la moción de reprobación de los altos cargos de Justicia, empezando por el propio ministro. Ignacio González está en prisión provisional sin fianza. El traslado a petición propia del juez Eloy González abre una incógnita sobre el sucesor para ocupará este juzgado de la Audiencia Nacional, aunque la plaza ha sido reclamada por su titular, que estaba de excedencia en un cargo internacional. Hay 52 imputados en la operación Lezo que se ha desglosado en siete piezas separadas que prometen ser un calvario para el Partido Popular.
Finalmente, Mariano Rajoy tendrá que acudir ante la Audiencia Nacional a declarar en persona por el juicio de la Gürtel. Su petición de hacerlo por videoconferencia fue desestimada por el tribunal. Una imagen que el gobierno ha tratado de evitar. Habrá una potente visualización del complicado panorama judicial del PP y del Gobierno, que no escapará de las portadas de la prensa internacional.
Hay una rebelión en el mundo judicial de la que es complicado encontrar evidencias directas. Las conspiraciones no se avisan y muchas veces no están sincronizadas, sino que son consecuencia de un clima universal en los estamentos que se rebelan. Pero los síntomas son evidentes. Confrontación entre los intentos de control del Gobierno y la demostración de independencia de los ámbitos judiciales.
La soledad de Mariano Rajoy.
Mariano Rajoy tiene algunos motivos de tranquilidad y otros de inquietud. Ha conseguido aprobar los Presupuestos Generales del Estado. Hay algunos flecos que indican que podría conseguir apoyos para los que tendrá que presentar en otoño. Eso le alivia de cualquier obligación de disolver el Congreso. Pero poco más. Enfrente, su aliado, Ciudadanos, está haciendo esfuerzos por erosionar al PP en todos los temas de corrupción. Lo está demostrando estos días con su agresividad contra Cristina Cifuentes en la comisión de investigación de la Asamblea de Madrid.
Esta tónica está garantizada con los presumibles descubrimientos en los asuntos judiciales en investigación. Un calvario que erosionará cada vez más al Partido Popular con un relato sobre la corrupción que no puede desactivar.
Ciudadanos está haciendo esfuerzos por erosionar al PP en todos los temas de corrupción
Frente al desafío soberanista, alguna buena noticia. El apoyo explícito de Pedro Sánchez frente a la amenaza del referéndum. También se percibe un cierto síntoma de cansancio entre los partidarios de la consulta. Incluida su soledad internacional.
Otra posible buena noticia es que Mariano Rajoy pueda sacar provecho de la fallida moción de censura de Podemos. Visualización de que hoy por hoy no haya alternativa al Gobierno del Partido Popular.
Hay que estar atentos a las maniobras que se puedan activar en el universo fiscal para cobrarse la segunda pieza reprobada en el Congreso. El fiscal general del Estado está tocado y va a ser vigilado estrechamente en los nombramientos del sucesor de Manuel Moix. Hay una rebelión latente que dificulta enormemente el control sobre la investigación de la corrupción en el PP. Y parece que el mundo judicial ha perdido miedo a plantarse frente al Gobierno. Y estas conductas son contagiosas. Inevitablemente uno recuerda lo ocurrido en Italia en la época de “Manos Limpias”. Todo empezó casi como aquí. Esto no ha hecho más que empezar.