El Zar Rajoy, según Iglesias
Podemos proyecta un acto de fuerza con la moción de censura para demostrar que todos los partidos dependen del monarca Rajoy
La revolución perfecta
Sólo los que han amado pueden saber lo que es el mal en su forma más precisa y clara, pues saben lo que es perder al ganar una sonrisa sin ilusión o un abrazo que se va tornando en despedida; al resto sólo les queda el consuelo de ver el mundo pasar. Por esta razón, las revoluciones tienen más de amor que de revolución; por eso son cargadas por la estética y no por los adoquines. Los que quieren cambiar la sociedad son portadores de una luz ingenua y a la vez voraz como la de las historias de juventudes arrebatas y luminosas de la Nouvelle Vague, aunque fueran filmadas en blanco y negro.
Quién no se ha sentido corriendo por el Museo del Louvre en la mítica escena de Bande à part de Jean-Luc Godard, contemplados por las pinturas de pasión por la virtud y la sangre, del pintor oficial de la revolución francesa Jacques-Louis David.
Sólo los que han amado comprenden la caída del otro, la necesidad de saltar al vacío, de crecer envejeciendo, de descrear antes de destruirlo todo. Por eso tanta revoluciones nacen de un acto de amor cósmico, de la fe infinita en destruir aquello que mata los sueños de justicia y libertad.
Podemos quiere mostrar que todos los partidos están sometidos al zar Rajoy
Sin embargo, muchas acaban siendo devoradas, como Saturno a sus hijos, alzando sus manos contra aquellos que la hicieron posible. El único acto sincero de toda revolución es correr, rápido, cogidos de la mano, frente a la mirada de la historia que habita las paredes del Louvre o el Prado, esperando que ese instante no acabe nunca. Sólo los que aman saben que los que han conducido las revoluciones son, en gran medida, los que nunca han amado, los que se han servido del amor de los otros para señalar que sólo hay un amor posible: el ellos sobre el pueblo.
La revolución imperfecta
Ahora que se cumple un siglo de la Revolución Rusa, ese octubre rojo que cambió el mundo arrastrando a padres e hijos hacia una dictadura Comunista, no debe extrañarnos que Podemos lo celebre con una moción de censura al zar Rajoy. La imperfecta democracia, por suerte, sólo permite revoluciones de mociones de censura, movilizaciones y redes sociales. La proclamación de la moción de censura de Iglesias busca el efecto de un acto de justicia ante la corrupción del PP y no una acción política capaz de cambiar el Gobierno o la forma de gobernar.
Un acto de propaganda para hacer notar que todos los partidos están sometidos al zar Rajoy, excepto ellos, Podemos. El clima político recuerda el que vivió Italia con el proceso judicial Tangentopoli (tangente es soborno en italiano) que destapó la corrupción de empresarios y partidos políticos y acabó con las mermadas fuerzas de la República permitiendo la llegada, tras un periodo largo de inestabilidad política, de uno de los hijos aventajados de Benito Craxi, Berlusconi.
La moción de censura que intentará establecer Podemos buscará mostrar la imagen simétrica a aquella situación. Sin embargo, nos encontraremos con una respuesta parlamentaria del PSOE y Ciudadanos que pondrá el acento en la deshonestidad de la acción de Podemos para servirse de la situación del PP con el fin de mostrar las contradicciones entre los partidos, más que la corrupción y sus males.
La energía de Podemos está condicionada a que sus contrarios no reconozcan que tienen un problema
La revolución rusa cambió los zares creyentes por zares laicos y la revolución en forma de moción de censura muy probablemente traerá más PP, que es el objetivo de Iglesias para mostrar que el sistema político español está enfermo de componendas, falsos consensos y mucha razón de estado.
«Excepto el poder, todo es ilusión»
Son palabras de Lenin que siguen resonando en todos los palacios de invierno del mundo y que explican con claridad que siempre es el poder lo que se persigue, aunque se intente dar la apariencia de anhelar verdad, justicia y libertad. La moción de censura de Podemos es una ilusión; la batalla por el poder en España no lo es. El PP haría bien en reconocer que su gobierno no podrá ser un proyecto sólido para España, al margen de coyunturas favorables para llegar al poder, hasta que rompa con la corrupción como extensión del mismo.
La energía política de Podemos está condicionada a que sus contrarios no reconozcan que tienen un problema, que se protejan cerrando filas y no mostrando capacidad de regenerar la política española.
Depende del modo en que PP, PSOE y Ciudadanos afronten la moción de censura planteada por Podemos, que ésta sólo quede reducida a una mera metáfora para festejar el aniversario de la revolución rusa.