Mirando hacia atrás sin ira

Como es costumbre a inicios del año 2013 pocos analistas se resistieron a hacer sus predicciones sobre el futuro. Casi un año y medio después, sin mirar hacia atrás con ira, ¿cuáles fueron los aciertos?

No fue un desacierto hablar de una fase mundial de transición, de dimensiones inusuales. Como se ha ido viendo, la economía mundial podía recuperarse a finales de 2013 aunque una escalada del conflicto de Oriente Medio o la disminución del crecimiento chino –entonces y también ahora– podían alterar una circunstancia positiva.

Francis Fukuyama tuvo un acierto al pronosticar un debilitamiento de las clases medias que conllevaría un posible deterioro de la democracia liberal.

En Europa, las clases medias están en grave crisis. En cuanto a la democracia, hay una pérdida de confianza –más que prevista en los augurios sobre 2013– en la política, más que en el sistema democrático. Lo evidente es que, sí, los populismos pugnan por una des-legitimización del sistema democrático.

La inseguridad –se dijo y se ve hoy– comenzaba a instalarse en la mentalidad del mundo occidental industrializado y en vías de post-industrialización. Al mismo tiempo, nuevos liderazgos: Corea del sur, Japón, China. En abril de 2014 siguen combinando nacionalismo y pragmatismo.

 
Las economías europeas podían resultar más resistentes de lo que parece

También hemos constatado las crecientes tensiones entre China y sus vecinos especialmente Japón, con rearme naval en la zona. En China, podía darse –según dijo The Economist— un asomo de desvinculación entre una sociedad que crece y un Estado que no evoluciona.

Sobre Irán y su programa nuclear se auguró un horizonte indefinible, gran incógnita sobre la efectividad de cualquier negociación y sobre las alternativas a la diplomacia. Aunque parece haber pasado a segundo términos, sigue siendo un riesgo mundial.

En cuanto a Siria, se vaticinaba la probable caída del régimen de Assad, pero a un precio incalculable, con una conflagración guerra civil tan confusa como explícita, a la que se añaden factores tan negativos como la colaboración de Al-Qaida en la revuelta o el acoso a la población cristiana. Uso potencial de armas químicas. Previsible oleada de violencia sectaria en la zona. Lo decía Spiegel y acertaba al 50%.

¿Egipto? Las transiciones democráticas no siempre funcionan. Sin estabilidad política e institucional no hay crecimiento económico.

¿Y la Unión Europea? Hubo aciertos en la predicción: procelosa esperanza de un reequilibrio entre Norte y Sur; eventualidad de un pulso, entre bastidores, entre euro-federalistas y euro-pragmáticos; el Consejo Europeo ha ganado más terreno a la Comisión. Hemos constatado una asimetría en las reformas nacionales. Aún así, el potencial europeo de recuperación y adaptación a la destrucción creativa –dijo Dominique Moisi– no sería desdeñable.

Las economías europeas podían resultar más resistentes de lo que parece pero el peso geopolítico de la Unión Europea, con todo, iba a seguir siendo de bajo perfil en 2013. Eso sí que se ha confirmado ampliamente en 2014.