Meteocat ¿estructura de Estado o de vergüenza?

Decía en febrero del 2014 el conseller de Territori i Sostenibilitat Santi Vila en su Twitter «defenderemos una estructura de Estado centenaria como el Servicio Meteorológico Meteocat de todos los vientos recentralizadores que vienen del Estado (sic)». Supongo que el conseller se refería a ese organismo público que ha estado la mayor parte del temporal de nieve con su servicio de internet caído.

Sí, ya saben, ese organismo dirigido por Oriol Puig, el hermano de otro conseller, Felip Puig. Recuerden, «las cosas en familia» siempre han funcionado así hasta ahora en la Cataluña Autonómica. Por lo visto, y como no lo han previsto, son también el modelo de funcionamiento futuro de esas supuestas nuevas estructuras de Estado planificadas por el equipo de Artur Mas y su socio Oriol Junqueras.

Todos sabemos que Cataluña, al menos en la mayoría de su territorio, no es un lugar proclive a grandes nevadas. Pero ya ven, unos copos cada cierto tiempo provocan el caos. Quienes conocemos algo de climatología, y hasta podemos afirmar que disfrutamos con estas excepciones meteorológicas, siempre decimos que en Cataluña nunca se puede predecir una gran nevada. Pero dicho eso, no entra en la lógica de nadie que por unos copos de nieve las carreteras se colapsen, y peor aún, que el servicio meteorológico público se vea afectado.

Hablamos de un servicio meteorológico, Meteocat, que cuenta con un presupuesto de cerca de cinco millones de euros. Un organismo, precisamente, necesario como servicio público en días como hoy. En días excepcionales es cuando un servicio público debe demostrar su capacidad y su valor. Es triste reconocer que servidores privados, y hasta foros de aficionados, con presupuestos infinitamente ridículos o incluso nulos, han servido para mucho más que todo un servicio de Gobierno, una futura estructura de Estado con millones de presupuesto.

Algunos siguen sin entender que gobernar no es poner amigos o familia para que cumplan sus expectativas personales. O peor aún, para que tengan sueldos inimaginables en su vida fuera del ámbito público. No discutiremos aquí el currículum del hermano, pero queda claro que sus resultados son nefastos.

Los gobiernos y los servicios públicos están para servir a los ciudadanos. Para servirles tanto en días normales como (sobre todo) en días excepcionales. Meteocat ha demostrado ser una entidad inútil, gestionada cual chiringuito de amigos que ante una carga excepcional de visitas simplemente se ha colgado y ha dejado sin servicio a los ciudadanos.

Eso sí, Vila, Mas y Puig seguirán hablando de estructuras de Estado. Aunque, visto lo visto, deberían llamarlas estructuras de familia, o peor aún, de vergüenza. No quiero imaginar cómo gestionarían una hipotética Seguridad Social el día que haya que pagar pensiones. Supongo que ese día el servidor de pagos se caerá también por la «demanda».

Triste realidad la de Cataluña, un país donde no solo no se gobierna, sino que servicios claves en situaciones excepcionales quedan en manos de amigos y familia. Los ciudadanos, como no, quedan expuestos a su ineptitud.

Supongo que es mucho pedir al President Mas que cese al conseller Vila por su ineficiencia ante esta situación. De la misma forma sería inútil pedir al conseller Vila que cese al director de Meteocat, Puig. No en vano, son todos de las mismas familias y ya sabemos que en las familias la mierda se limpia en casa.

Al final, uno se da cuenta de que la política catalana adolece de la mínima ética e incluso estética. Sus líderes desde la época de Pujol, donde se colocaron la mayoría, creen que todo queda en casa. Olvidan tristemente que gobernar un país no es gestionar una familia, sino gestionar unos servicios y atender a unos ciudadanos.