El mercado contra el ‘procés’

El mercado ha actuado en Cataluña en defensa propia ante la incertidumbre económica y lo volverá a hacer

Afortunadamente, el mercado ha tomado la palabra en el “proceso” secesionista que todos padecemos. Afortunadamente, el mercado ha demostrado ser –con todas sus limitaciones y defectos–, sacando a colación al historiador Yuval Noah Harari, uno de los grandes estabilizadores de la Historia.

El mercado –junto con la Unión Europea, las mentiras y engaños del “proceso”, el coraje constitucionalista y las excentricidades del ex presidente Carles Puigdemont–  tiene mucho que ver con la irresistible caída del “proceso”.

¿Qué ha ocurrido aquí? El mercado, en defensa propia, ha decidido trasladar la sede de las empresas fuera de Cataluña. Y a la pregunta de quién es el mercado respondo: el mercado somos todos. El mercado está formado por millones de decisiones individuales que se toman día a día.  

El mercado ha actuado en defensa propia

El mercado se rebela contra el procés. Contra la conflictividad propiciada por los paros patrióticos y los piquetes coactivos, contra el sindicalismo nacionalista, contra el autoritarismo de un nacionalismo que incumple la ley, contra la inseguridad jurídica, contra la amenaza de una República Catalana expulsada de Unión Europea con la consiguiente aparición de los aranceles, contra la descapitalización de unas empresas que pueden ser víctimas de una OPA hostil, contra la posibilidad de un Banco de Cataluña que se financie onerosamente –nacionalización de recursos monetarios y no monetarios– a cuenta de los contribuyentes forzados y forzosos.

Todo eso, y más, es lo que impulsa, en defensa propia, la estampida económica –la diáspora catalana– y el empobrecimiento de Cataluña y los catalanes. 

El mercado señala las deficencias del ‘procés’, como el autoritarismo y las amenazas

A ello hay que añadir el peligro real –de seguir el delirio secesionista– de la inestabilidad financiera, la reducción de los ingresos fiscales, el decrecimiento, la desaceleración, la recesión, la restricción del crédito, la quiebra de las empresas auxiliares, la deslocalización de la producción y el previsible incremento de la tasa de desempleo. ¿Qué futuro tendría una República Catalana fuera de la Unión Europea cuya deuda está calificada –según los informes de S&P como “altamente especulativa” en camino de acceder a la calificación “riesgo sustancial evidente”?  

¿Por qué el empresario ha de arriesgar el negocio, el banco su capital y la confianza de los clientes, los inversores su dinero y el ahorrador su patrimonio? No hay motivo. ¿O es que alguien pensó que unos y otros –excepción hecha del integrismo de turno– subvencionarían o aceptarían tamaño disparate secesionista?

La hipotética República Catalana no tendría garantías, entre otros, por su deuda «altamente especulativa»

El secesionismo afirma que todo obedece a un complot contra la independencia de Cataluña perfectamente orquestado por el Estado español. Algunos, hablan de una maniobra en beneficio de la oligarquía. ¿Que el Estado –vía decreto– ha agilizado los trámites para el cambio de domicilio empresarial? Cierto. Pero, ha sido a requerimiento de las propias empresas. ¡Y bendito sea el Estado que favorece los intereses del empresariado, los inversores y la ciudadanía contra el aventurerismo nacionalista!

La estampida económica ha sido voluntaria. Y ha tenido efectos benéficiosos en el ámbito de lo económico y lo personal. Un auténtico alivio para una Cataluña y unos catalanes maltratados por la “astucia” –deslealtad, desobediencia, provocación– secesionista.

El éxodo de empresas ha sido voluntario y ha tenido efectos beneficiosos

¿Qué ha ocurrido en Cataluña? ¿Qué iniciativas han tomado –al alimón– las empresas y los individuos? Aquellas que vienen determinadas por el interés. ¿Qué hay de malo en ello? ¿Qué hay de malo en defenderse contra quien amenaza con la descapitalización, la ruina, el empobrecimiento y la fractura social?

Pregunta: los economistas del ‘procés’, así como la Consejería de Economía de la Generalitat, ¿alertaron de los estragos que se avecinaban? Todo lo contrario. Y nadie da la cara ni pide disculpas por los estragos propiciados y las mentiras propagadas. Estragos que se contagian al resto de España y los españoles. Y, quizá, a la Unión Europea y los europeos. ¿Quizá era eso lo que buscaban? El nacionalismo catalán es un nacionalismo tóxico.  

La Generalitat no advirtió de los estragos que se avecinaban

Vuelvo al principio e insisto en lo dicho: afortunadamente, el mercado ha tomado la palabra en el “proceso” secesionista que todos padecemos. Y, como avanzaba, el mercado sigue siendo uno de los grandes estabilizadores de la Historia. La diáspora económica catalana lo confirma.

Sacando otra vez a colación al historiador Yuval Noah Harari (Sapiens, 2011), el mercado es también un unificador de la Humanidad que legitima las estructuras sociales democráticas frente a la irresponsabilidad de alguno de nuestros congéneres. 

Licenciado en Filosofía y Letras. Ensayista, articulista, columnista, comentarista y crítico de libros
Miquel Porta Perales
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