Mentiras

Los principales periódicos internacionales titularon: «Victoria independentista en Cataluña». Algunos de los económicos, como Financial Times, el Wall Street Journal o La Tribune han advertido al Gobierno de la necesidad de dar una salida a este reto soberanista. Y algunos de ellos acusan a Rajoy de haber abierto en Europa un resquicio de desestabilización en el Mediterráneo Occidental. Las personas que se quieren informar con un mínimo de imparcialidad, como en la etapa de Franco con la BBC o Radio París, deben optar por los medios internacionales. «Pro independence parties won in 912 municipalities (96%) and 36 districts (86%)» dicen algunos titulares.

Entonces, ¿cuáles son las falsas informaciones o no informaciones de la prensa española?

Primero no se explica el triple pucherazo electoral. Sociedad Civil Catalana, con su presidente dimitido por denuncia por amenazas fascistas a través de la red, recibe el anuncio el mismo día de las elecciones que debe suspender por interferencia electoral, la masiva campaña de terror psicológico que llega a todas los hogares de jubilados de Cataluña. ¿De dónde sacó el dinero una entidad sin socios para hacer una campaña que ha sido declarada ilegal cuando el daño ya estaba hecho?

La Junta electoral como brazo partidista del Gobierno permite una prórroga por el voto por correo sólo a los militares, no así a la población civil. La misma Junta no denuncia al Gobierno español por la obstrucción sistematizada que embajadas y consulados hacen del voto exterior. De un censo de 196.000 sólo votó 14.700. Al menos un tercio de votantes que habían mostrado voluntad de hacerlo no pudieron. Resultados del voto exterior: 2 a 1 a favor de la independencia.

Descontemos todas estas cacicadas, que previsiblemente habrían hecho subir dos o tres diputados más a Junts Pel Sí, y centrémonos en los resulats finales. Según la prensa españolista: 52,5% de No y sólo 47,5% de sí.

Puestos a hacer trampas al solitario también podríamos decir que el NO explícito sólo recibe el 39,5% de los votos. Y todos los demás: 60,5%.

Pero afinamos más. Descontamos, blancos y nulos, los más de 400.000 votos sumados de Cataluña Sí que es Pot y de Unió Democràtica no se han pronunciado. Y así lo defienden sus dirigentes en ruedas de prensa y ante el Parlamento europeo. Piden que no les cuenten a ningún bando: «Please do not count us in the block of antiindependence», avisan. Entonces el resultado global es: 47,74% de Sí, 39,17% de No, y 11,45% ni sí ni No. Por lo tanto, en términos estrictamente referendarios de blanco o negro 55,88% a favor de la independencia y 44,12% en contra.

Hagamos más aritmética y juguemos a empresa demoscópica, atribuyendo votantes neutros. En ninguna encuesta del CEO se daba una cifra inferior al 40% de los votantes de CSQEP y UDC a favor de la independencia. Pero juguemos: sólo en el caso de que un 12% aproximado de los votantes de Podemos y de Unió optaran por el Sí en un referéndum el resultado sería de 50% y 50%. Equilibrado.

Joan Maragall ya se lo dijo a Ortega y Gasset en 1909: «Cien veces cantaréis victoria sobre el catalanismo, y otras tantas tocaréis a rebato contra él».

Mientras, las condiciones objetivas de la revuelta continúan. Niño Becerra reconoce esta semana que «Cataluña ha dado 220.000 millones de euros de más desde 1980». El virus de la protesta económica se extiende: «El 9 de octubre en Valencia manifestación por una nueva financiación en un nuevo País Valenciano». Por último, se pone en evidencia la desastrosa gestión de Monago: Extremadura encabeza el ranking del déficit de las comunidades en 2015.