Lo mejor que le podría pasar a España es que se repitieran las elecciones
Una minoría que tiene como programa político la destrucción de España va a decidir el futuro de nuestro país
El BNG supone el 9,4% del voto de los gallegos, los votantes del PNV y Bildu alcanza el 48% de los sufragios en el País Vasco y el apoyo a ERC y Junts es del 24,32% en Cataluña. En total 1,5 millones de votantes representantes de fuerzas políticas defensoras de particularismos y privilegios son presentados, ahora, por el PSOE como un “bloque progresista” cuando en realidad algunos de estos partidos, como el PNV, son fuerzas ultraconsevadoras, y otros como Junts directamente ultraderechistas. Además, son fuerzas enfrentadas entre sí.
Nadie es menos progresistas y más nostálgico del pasado que ERC, Junts o el PNV. Una minoría que tiene como programa político la destrucción de España va a decidir el futuro de nuestro país. ¿Qué puede salir mal?
Digan lo que digan los analistas financieros y los think tanks económicos lo mejor que le puede suceder a España es que Junts no haga caso a su ilustre militante y expresidente de la Generalitat, Artur Mas, quien ha aconsejado a Puigdemont “que no deje pasar la oportunidad” y una mezcla entre maximalismo y temor al pacto les lleve a no apoyar la investidura de Sánchez cosa que haría que España tuviera una segunda oportunidad.
Entregar la estabilidad y la gobernabilidad de España a un grupo político, como Junts, investigado por la Unión Europea por sus vínculos con Moscú y a un partido, como Bildu, que tiene como único objetivo político confeso la excarcelación de centenares de asesinos no arrepentidos es simplemente una pesadilla.
La lógica nos lleva a pensar que habrá acuerdo. El PSC ya ha apuntado como será el referéndum: una pregunta, no vinculante, sobre si Cataluña quiere un nuevo estatuto de autonomía. En esa consulta, eufemística, los que voten si son separatistas y los que voten no son unionistas. Así interpretarán el resultado los medios… y lo que es más importante los políticos.
Ese referéndum sería el principio del último capítulo de la España que hoy conocemos. Dado que sería un referéndum consultivo sería legal y autorizado por el Tribunal Constitucional y muchos catalanes no independentistas caerían en el error de participar para decidir si son extranjeros en su lugar de nacimiento.
Cataluña no es una democracia plena
El resultado no sería otro que el sí. Cataluña no es una democracia plena. Todos los poderes públicos, incluido el PSC y los medios de comunicación abogarían por el sí. Los cándidos dirían que con esta consulta se acabarían las reivindicaciones separatistas pero no es cierto. Solo sería un paso más hacia la inestabilidad, un deja vú hacia octubre de 2017. Tras el sí al nuevo estatuto todo el mundo entendería que la respuesta real es el sí a la separación y la presión sobre el Estado crecería hasta hacerse insoportable.
Es por este motivo que sería simplemente maravilloso que se repitieran las elecciones y es también precisamente por este motivo que no se volverán a repetir. Junts se ha hartado de decir que ERC ha sido engañada por el PSOE y por lo tanto no aceptará jamás una investidura con promesas pagaderas a dos o tres años vista. Lo suyo será cash y al contado, sin pactos secretos, todo a la luz y sin cláusulas secretas, la parte más importante de la negociación para Junts es la genuflexión.
Sánchez lo firmará todo, incluso es posible que haga una visita a Waterloo
Puigdemont querrá un pack completo e instantáneo: El aeropuerto ya, el catalán en el Congreso ya, la conmutación de la deuda del FLA ya, Cercanías ya, volver a España ya y fecha del referéndum antes de las elecciones autonómicas previstas para febrero de 2024. ¡Que no falte de ná¡!
Dice María Jesús Montero que a Junts y el PSOE les une su amor a España. Con permiso de la Sra. Ministra: ¡Y un cuerno!. Lo que une a Junts y el PSOE es el poder, el ansía de unos por recuperarlo y de los otros por no perderlo.
Sánchez lo firmará todo, incluso es posible que haga una visita a Waterloo. Al igual que Francia humilló a Alemania y le hizo firmar la rendición en un vagón de tren en Versalles y luego Hitler les devolvió el gesto, a Puigdemont no le bastará con todo lo relacionado, necesitará resarcimiento y ahí, en el orgullo, la vanidad y la altanería de uno y la sed de venganza de otro es donde España tiene su ínfima y última oportunidad de repetición electoral.