Mediterráneo hanseático
Han pasado las elecciones catalanas y la casta madrileña no cura. Confunde el retroceso de Mas con el de la voluntad de Catalunya. Lo decíamos en el artículo de valoración hecho en la misma noche electoral: el Parlamento de Catalunya ha pasado de 14 diputados que en 2010 llevaban en su programa del ejercicio inmediato de un referéndum hacia el Estado propio, a un Parlament donde hay 87. O 116 diputados, si el referéndum se plantea de entrada de forma legal. La patata caliente está a punto de volver recalentada en Madrid, y aún respiran.
Pero el drama es que, cuando se baja el calentamiento de la pugna nacional catalano- española, vuelve la cruda realidad. Aviso de la OCDE para el 2013: 1,5% menos de PIB y 27% de paro. Mirando a los vecinos, en Francia hay nervios: Hollande en caída libre sin terminar de tomar ninguna medida drástica y la derecha francesa en descomposición, de donde saldrá un populismo de extrema derecha fortalecido. Italia tiene las elecciones a la vuelta de la esquina. Seguramente ganará la izquierda clásica antifederal, de segunda fuerza quedarán los seguidores del payaso Bepe Grillo y, al norte, la Lega hará otra estirada, ahora independentista. Síntoma de ello es la reciente sesión especial del Consiglio Regionale del Véneto del 28 de noviembre de 2012, que acabó con el mandato dado a los presidentes de la Junta (gobierno) y del Consejo (parlamento), Zaia y Ruffato «de iniciar urgentemente con todas instituciones de la Unión Europea y de las Naciones Unidas relaciones institucionales que garanticen la celebración de un referéndum para determinar la voluntad del pueblo del Véneto, de cara a su propia autodeterminación, avalada por el dictamen de un comité de expertos y académicos sin cargo presupuestario en la Región «.
¿Qué les está pasando a los diplodocus del sur de Europa? Cada vez es más la gente que se da cuenta de que el problema no es entre derechas e izquierdas, sino de modelo de estado y de la cultura que se ha derivado: picaresca, irresponsabilidad, dependencia, etc. Una reflexión personal que se confirmaba en releer la conferencia del pasado septiembre del profesor Jesús Fernández-Villaverde, catedrático en Pensilvania, el club ICADE. Resumiendo los males de España, indicaba que eran unos cuantos: dualismo en la estructura económica, agudo envejecimiento demográfico, fortísimo endeudamiento privado, altísimo déficit público, generación perdida de ni-nis de cerca del millón de personas y, sobre todo, una estructura institucional quebrada o ineficiente y una cultura generalizada inconsciente de la gravedad de la situación. Esto último, según Fernández-Villaverde, también debido a la trasnmissió irresponsable de la casta política dominante.
En Madrid y aquí, en Catalunya, los más conservadores –situados entre las cúpulas del statu quo económico o mediático– no quieren darse cuenta de que el empuje hacia la construcción de estados propios no es garantía, pero es vista como oportunidad de una regeneración integral, inviable en el marco de los diplodocus incapaces de evolucionar. De hecho, si miramos la Europa que funciona, se mueve en torno a dos mares que acogieron las ciudades-estado de la Hansa: el Báltico y el Mar del Norte. Donde había ciudades, ahora hay naciones estado. Estados de pequeña y mediana dimensión homogéneos tras la implosión que a lo largo de los siglos XIX y XX se produjeron los antiguos imperios ruso, alemán, sueco o danés. Ahora, en el Báltico, encontramos repúblicas independientes y activas y flexibles en la economía global. Y en el Mar del Norte (con Holanda y Flandes en vías de emancipación) ex colonias españolas. Noruega es un ex dominio sueco y Escocia está inmersa en un proceso de soberanía.
Hay que recordar que el Mediterráneo no ha vuelto a tener nunca más la prosperidad y la riqueza en términos relativos dentro de Europa que la que tuvo en la época de las repúblicas, ¿o principados estado? ¿Catalunya / Barcelona, Valencia, Granada, Génova, Provenza, Florencia, Venecia o Nápoles? Pues eso, cuánto más tarde se aborde la extinción de los dinosaurios, peor para todos.