Mayoría de escaños independentistas, mayoría social por el diálogo
La encuesta realizada por el Instituto Opinòmetre para Economía Digital confirma los augurios según los cuales los independentistas podrían alcanzar la mayoría de escaños del Parlament que se elige el 27 de septiembre.
Quedan, ciertamente, unos días, que pueden modificar los resultados. Sobre todo si se observa que el sondeo revela que existe aún un porcentaje del 28,2% de indecisos, una cifra muy elevada. Pero, por ahora, toda apunta a que Junts pel sí y la CUP superarían la barrera de los 68 escaños que otorgan la mayoría absoluta.
Sin embargo, no es ocioso recalcar que el sondeo vuelve a insistir machaconamente en que esa posible mayoría de escaños no se corresponde con una mayoría social, pues si bien el 39,1% declara querer para Catalunya un estado independiente hay un 51,4% de votantes que quiere que la situación se mantenga como hasta ahora, se amplíen competencias, se vaya a un estado federal o incluso se reduzcan las atribuciones. El restante 9,5% no sabe, no contesta.
Con esos datos en la mano, tan irresponsable sería no escuchar a ese 40% que se manifiesta abiertamente independentista, como marginar a ese 51% que no quiere ninguna ruptura con España. Quienes tantas veces han justificado sus acciones paralegales, si no ilegales, en nombre de la democracia y las libertades mal harían en pervertir esos conceptos en aras a un a todas luces insuficiente 40% de apoyo electoral.
La posición mayoritaria, abiertamente mayoritaria (un 83%), de la sociedad catalana lo que quiere, por encima de las opciones más esquemáticas, es que se dialogue. Un diálogo, como instrumento y como fin, que construya la Cataluña y la España del futuro sobre posiciones de amplio consenso social y no a partir de posiciones frentistas y victorias pírricas.
Sólo el 30,2% de los encuestados cree que no hay posibilidades de negociación y que la única salida es la independencia. No extraña, pues, a la vista de estas posiciones, que los partidos que más abiertamente han defendido el diálogo, como Unió o, si me apuran, el propio PSC, hayan ido escalando posiciones en los últimos sondeos.
Si el president Artur Mas quiere de verdad escuchar al pueblo catalán y ser su estandarte, no debería ignorar los resultados del sondeo, salvo que sus intereses fueran muy distintos de los que ha venido pregonando.