Matrioska convergente
Carles Puigdemont pone en marcha su último y particular referéndum basado en tener que decidir entre JxCat o el Pdecat
Ya tenemos un nuevo partido, Junts per Catalunya, que hasta ahora era una marca de otro partido, el Pdecat, que, a su vez, fue el resultado de la antigua Convergència que, anteriormente, se presentaba junto a UDC, un partido que, a su vez, ha acabado generando dos fuerzas políticas, Units per Avançar y Demòcrates de Catalunya.
Solo alrededor del mismo universo de CiU podemos encontrarnos las siguientes propuestas políticas: Pdecat, Convergents, La Crida, Junts per Catalunya, Demòcrates, Units per Avançar, Lliures y el Partit Nacionalista de Catalunya.
Uno de los principales filósofos rusos de la llamada corriente “cósmica” Nikolai Berdiayev, en su ensayo El alma de Rusia hacía la siguiente observación: “La paciencia aguantadora del pueblo sufridor ruso no tiene límites”. Esta observación también se puede aplicar al “pueblo catalán independentista”, que está siendo sometido por sus líderes a una continua contorsión política para no perder el poder.
La proliferación de ofertas políticas escindidas de CIU muestra hasta qué punto el independentismo ha dado con una fórmula perfecta para ganar las elecciones sin lograr dar con el proyecto político que pueda ser definitivamente hegemónico.
Si exceptuamos a Units per Avançar, que ha centrado su discurso político en un no al independentismo, el resto gravitan alrededor de cómo, cuándo y con quién se logrará la ruptura con España. La Matrioshka convergente va a incorporar una nueva muñeca en la oferta electoral para las próximas elecciones autonómicas: el partido Junts per Catalunya o, mejor dicho, el partido del president Carles Puigdemont.
Es un partido de rasgos “bonapartistas” basado en el principio de que toda nueva convocatoria electoral debe ser resultado de un referéndum de aceptación del liderazgo político de Puigdemont para conducir al “pueblo catalán” hacia la independencia.
Mientras que ERC lleva tiempo explorando una solución viable con el Estado español desde su pragmatismo independentista, los seguidores de Puigdemont buscan que la solución nunca llegue desde España. Así pues, el espacio convergente se constriñe y destila una nueva esencia que libera en las glándulas olfativas un intenso aroma de pujolismo.
Se trata pues de dejar atrás la Matrioshka convergente para construir la Matrioska de Junts per Catalunya para reducir el tamaño de los otros partidos al nivel de partidos acompañantes. Desde el Pdecat se criticará mucho a Puigdemont por el paso dado, pero deberían recordar que su nacimiento fue festejado proclamando que lo importante era el objetivo de la independencia y que las siglas eran simples instrumentos.
Ahora Carles Puigdemont ha puesto en marcha su último y particular referéndum basado en tener que decidir entre Junts per Catalunya o el Pdecat.