Más problemas para Rajoy
En un momento tan convulso para el PP, a su líder en Baleares, José Ramón Bauzà, en claro descenso, se le ha ocurrido no revalidar la candidatura del actual alcalde de Palma, Mateu Isern, personalidad de perfil ascendente y realmente idóneo para el mensaje renovador que el PP mallorquín necesita. El problema puede ser la falta de amplitud política por parte de Bauzà, cuyos problemas de futuro electoral no son un secreto. Isern obtuvo mayoría absoluta.
Para retirar a Isern como candidato en las próximas elecciones municipales el presidente del Govern Balear ha tenido que recabar la ayuda del líder de las fuerzas oscuras de Palma, José María Rodríguez, tantas veces en el filo de la navaja y siempre superviviente desde los tiempos de la UCD. Rodríguez le ha hecho el trabajo sucio a Bauzà y entre todos han buscado una candidata que nadie conocía y que posiblemente pierda la alcaldía de Palma para el PP.
En coincidencia, se produce la salida provisional de Jaume Matas de la cárcel. Hay discusión sobre la pertinencia de su excarcelación. Lo cierto es que Matas había sido el mirlo blanco para sustituir a Gabriel Cañellas cuando quedó enredado en un episodio de financiación pública- el túnel de Sóller- y que, al descubrirse la corrupción de Matas, el hombre limpio elegido fue el farmacéutico Bauzà.
Salvo un acto excepcional de imaginación política, Bauzà está de capa caída. Ha incomodado en exceso a los alcaldes de municipios del PP. Bauzà, a todos los efectos, se ha puesto en manos de la derechona palmesana, tradicionalmente obcecada en la cuestión lingüística y partidaria de la tesis de un dialecto mallorquín sin vínculo alguno con el catalán.
Precedentemente, la política lingüística de las distintas coaliciones de gobierno autonómico de izquierdas fue de un maximalismo contraproducente. Eso extremó los ánimos de la derecha palmesana de toda la vida, llevando a Bauzà a un giro radical y poco hábil que, de otra parte, se adecuaba a sus propios instintos y a su desconocimiento de lo que ha representado el mallorquinismo político. Eso dio pie las manifestaciones masivas y a una radicalización totalmente desproporcionada, liderada por un sindicalismo soberanista y alentada por la ebullición independentista en Catalunya.
En resumen: el PP puede perder la mayoría absoluta en Baleares y no tiene a mano ningún socio que le permita gobernar en minoría. Es categóricamente extraño que un PP nacional tan necesitado de regeneración descuide la circunstancia política mallorquina hasta tal extremo.
Los indicios son que Podemos, de presentarse, tendría muy buenos resultados, y hasta ahora hubiese podido tenerlos una alianza UPyD con Ciutadans. En realidad, el PSOE tiene ahí un futuro incierto porque está lejos de la mayoría absoluta y los socios emergentes son del todo hostiles al centro-izquierda.
Quizás algo tenga que ver todo eso con que Isern mantenía una mejor valoración ciudadana que Bauzà. Es más: los alcaldes de pueblos del PP han abucheado alguna vez a Bauzà. Disidentes inclasificables del PP intentan organizar un partido bisagra, sumado a lo que queda de la Unió Mallorquina de la corrupta Munar. Parece que no hay muchas perspectivas para ese nuevo partido, pero forzosamente puede contribuir a la pérdida de mayoría absoluta del PP. A medio año de las elecciones municipales, ya se está prefigurando en Baleares la posterior pérdida de la mayoría absoluta que ahora es del PP. Mariano Rajoy tiene ahí otro problema.