Más poderes para Merkel
Desde hace tiempo nadie tenía tanto poder en Alemania y Europa como Angela Merkel a pesar de que aparentemente la limite su nueva gran coalición con los socialdemócratas. Incluso pudiera tener más poderes que si gobernase en solitario. En su tercer mandato, Merkel recibe el sustento del 80% del Bundestag.
En países como Alemania con las cosas de comer no se juega y la alternancia en el poder sólo introduce matices en lo que suele ser un consenso para los ejes de la política exterior. Por eso no es de prever que la estrategia europea de la Alemania de Merkel cambie en sustancia. La inefectividad de François Hollande hará que vaya a más la distancia entre Bonn y Paris. El juego sería más multilateral. Puede ser una oportunidad para un país como España si sigue jugando su ritmo táctico de ir cediendo y ganando terreno porque Merkel aprieta pero no ahoga. Necesita aliados aunque no sean permanentes.
Según la tendencia en curso, el Consejo Europeo –jefes de Estado y presidentes de Gobierno- seguirá siendo la razón última de las grandes decisiones, como ocurrió de modo casi improvisado con la crisis de la eurozona. La Comisión seguirá constreñida más a un poder de gestión que de decisión. En cuanto al Parlamento Europeo, a pesar del hervor populista, se calcula que seguirá en manos del eje democristiano-socialdemócrata con flecos de fragmentación estridente.
En realidad, la dinámica propicia que los parlamentos nacionales estén de cada día más implicados porqué esta es otra lección de la crisis. El control de la deuda y de la dimensión presupuestaria de los Estado-miembro permanecerá activado al comprobarse que las relajaciones fueron fatídicas. El votante alemán es el más sensible a las transferencias. Ahí seguirá siendo clave la figura de Wolfgang Schauble, al mando de la economía alemana y de gran peso en la eurozona.
El proyecto de Unión Bancaria es crucial en esta nueva fase. No se trata, ciertamente, de unificar la banca europea sino de garantizar su supervisión. El electorado de Merkel recela. Un informe de la BBC sintetiza los núcleos vitales de la Unión Bancaria, una idea surgida de la necesidad de evitar que las bancarrotas afecten la salud financiera de los gobiernos. Con extremada complejidad, esa Unión Bancaria implica, sin duda, cesión de soberanía. La cuestión es quien diagnostica y quien paga. Y como se comparte el riesgo.
Habrá elementos de discrepancia entre los países pequeños y Alemania. La lección deducible de la crisis es que la solidez del euro requiere una mayor integración económica. No es ahora la ocasión para nuevos modelos de integración política. Primero hay que salirse del bache. Por lo demás, un grave problema europeo, quizás el más grave, es la recesión demográfica, pero en eso ni todos los poderes de Merkel pueden hacer nada.