Más leña al fuego

La decisión del Tribunal Supremo de mantener en prisión a Junqueras, Forn y los 'Jordis' calienta más la atmósfera que rodea a las elecciones del 21-D

En un Estado democrático de derecho –y España sin duda alguna lo es, por mucho que algunos se empeñen en negarlo–, todas las resoluciones judiciales siempre deben ser acatadas. Pero todas las resoluciones judiciales pueden ser discutidas y cuestionadas, además de ser obviamente apelables. La resolución del magistrado del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, de mantener en prisión provisional al exvicepresidente de la Generalitat y presidente de ERC, Oriol Junqueras, así como al exconsejero de Interior, Joaquim Forn, y a los presidentes de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sánchez, y de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, debe ser acatada pero es, no ya en mi modesta opinión sino en la de numerosos juristas, manifiestamente discutible y cuestionable.

Es, además, un despropósito desde el punto de vista político, puesto que tanto Oriol Junqueras como Joaquim Forn y Jordi Sánchez son candidatos en las elecciones autonómicas convocadas para el próximo día 21 de diciembre, en virtud de la aplicación del artículo 155 de nuestra Constitución.

La resolución del Supremo es manifiestamente discutible y cuestionable

Oriol Junqueras es el candidato de ERC a la Presidencia de la Generalitat. Joaquim Forn y Jordi Sánchez son candidatos de Junts per Catalunya, la candidatura encabezada por el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, que junto sus antiguos consejeros Antoni Comín, Clara Ponsati, Lluís Puig y Meritxell Serret sigue en Bruselas, a la espera de la decisión de los tribunales belgas sobre la petición de la justicia española de la extradición de todos ellos, que también son candidatos de ERC o de Junts per Catalunya. Está claro, por tanto, que esta nueva resolución judicial no ha hecho más que echar más leña al fuego, crispando todavía mucho más la ya demasiado tensa atmósfera política y social de Cataluña.

Que haya candidatos independentistas en la cárcel da a los comicios del 21-D un carácter aún más extraordinario

Poco o nada importa ahora, más allá del evidente alivio personal y familiar que naturalmente afecta a los exconsejeros hasta ahora presos y que el magistrado Llarena ha puesto en libertad bajo cuantiosas fianzas y otras medidas, que sean ahora nueve y no quince los políticos y dirigentes sociales catalanes presos el mismo día del inicio de la campaña electoral. Si ya la mera convocatoria de estos comicios en virtud de la aplicación del artículo 155 daba a estas elecciones autonómicas unas características excepcionales, que haya un buen número de candidatos independentistas en la cárcel o pendientes de su más que probable extradición, da a los comicios del 21-D un carácter aún más extraordinario.

En Cataluña estamos al borde mismo del abismo. Y no parece que el 21-D pueda resolver una situación de tanta gravedad

El fuego estaba ya encendido. Ahora se le ha añadido mucha más leña. Una leña peligrosa, de emociones y de sentimientos, de pasiones desbordadas. El magistrado Pablo Llarena debe haber tenido argumentos jurídicos muy claros y rotundos para adoptar las medidas que ha adoptado. No obstante, desde un punto de vista político y social esta resolución judicial emponzoña todavía más un clima demasiado tenso. En Cataluña estamos al borde mismo del abismo. Y no parece que el 21-D pueda resolver una situación de tanta gravedad.

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