Más allá del populismo
Las medidas anunciadas por Sánchez van más allá del populismo, pero la interpretación que han hecho de ellas una parte de izquierda sí es populista, al incidir en subrayar que hay empresas que se han beneficiado de las crisis mientras los ciudadanos se han empobrecido
Casi todas la medidas del gobierno anunciadas la pasada semana, entre ellas, la bonificación del transporte público, las medidas para reducir el consumo de energía, la política de beca para la educación, el apoyo a la robótica en la escuela y la nueva ley de secretos oficiales, no son, en sí mismas, medidas populistas. Una parte de los partidos políticos como el PP y Ciudadanos y una buena parte de la opinión pública han considerado estas iniciativas irrealizables, oportunistas o populistas. No son políticas populistas porque algunas de ellas, como la de concienciar a los ciudadanos para que reduzcan el consumo de energía e implementar medidas para logarlo, han sido impulsadas por países como Alemania.
La apelación a la corresponsabilidad de todos a la hora de consumir energía es necesaria para ir adaptándose a la evolución del mercado y el acceso a la energía, que se verán afectados en los próximos seis meses. Tampoco es populismo la nueva ley de secretos oficiales porque es necesario actualizar el marco y los límites de actuación del CESID una vez se ha demostrado que se han realizado escuchas ilegales a ciudadanos españoles. La bonificación en el transporte público, al reducir el coste de los abonos, es relevante para muchas personas, como también lo es complementar con 100 euros mensuales a los estudiantes de 16 años que ya tengan concedida una beca. Esta última medida, además, busca responder/criticar a la política y criterios de Becas del Gobierno de la Comunidad de Madrid.
La única medida que se podría interpretar por considerarla populista es imponer nuevos impuestos a las grandes compañías energéticas
La única medida que se podría interpretar por considerarla populista es imponer nuevos impuestos a las grandes compañías energéticas. Desde hace meses, otros países como Italia, Reino Unido, Grecia y Bélgica han anunciado que impulsarán esta medida para gravar con los “beneficios caídos del cielo”. Esta medida se enmarca en una coyuntura y no hay intención de consolidarse como impuesto. Sin embargo, no siendo una medida populista, ha acabado pareciéndolo por la interpretación partidista de los partidos de izquierda a la izquierda del PSOE.
La interpretación sobre gravar a los que más tienen o se han beneficiado de la crisis es populista; pero no lo es la medida en sí. Estamos ante un hecho clave para saber cómo vamos a afrontar la crisis. La respuesta es evitar tachar de populistas medidas que son necesarias. Gravar a las grandes empresas se celebra, sumada a las a otras medidas, como un decisivo giro a la izquierda de Pedro Sánchez. Este giro a la izquierda se proclama y enfatiza desde los partidos de izquierda para insistir en combatir al PP, cuando todas las medidas deben estar dirigidas a mejorar la vida del conjunto de los ciudadanos.
El argumento es populista aunque los datos indiquen, como en todas las crisis, que grandes empresas ganan dinero mientras la clase medida pierde poder adquisitivo
Las medidas anunciadas por Pedro Sánchez van más allá del populismo, pero la interpretación que han hecho de ellas una parte de izquierda sí es populista, al incidir reiteradamente en subrayar que hay empresas que se han beneficiado de las crisis mientras los ciudadanos se han empobrecido. El argumento es populista aunque los datos indiquen, como en todas las crisis, que grandes empresas ganan dinero mientras la clase medida pierde poder adquisitivo.
Así pues, políticas no populistas que pretende impulsar el gobierno de Pedro Sánchez, pueden acabar siéndolo si la izquierda no es capaz de argumentar las actuaciones y si no son capaces de rectificar algunas de ellas que se han cimentado basadas en la voluntad de abrir el falso debate entre cómo gesta el dinero la izquierda versus como lo hace la derecha.