Marlaska, “Non ti preoccupare”
Este Ejecutivo es el fruto de una alianza contra natura integrada por diferentes que, menos por el bien común, se mueven por todo tipo de intereses
Desde el pasado 23 de junio al ministro del interior, Fernando Grande-Marlaska, le ha estado sonando en la cabeza el mismo estribillo que al resto del personal. La melodía que como gancho publicitario ha empleado este verano una conocida compañía de telefonía. No puedo dejar de imaginar a Pedro Sánchez susurrando al ministro el “Non ti preoccupare”. Lo malo es que después del verano llega el otoño y, lo que es peor, el empeño de algunos medios de comunicación tan tradicionales como la BBC que siguen convencidos de que noticia es contar aquello que otros, especialmente en el poder, no quieren que se sepa.
No deja de ser preocupante que haya tenido que ser un medio extranjero, potente y con tiempo para dedicarse a la investigación, el que haya sacado a la luz unas imágenes que avergüenzan doblemente: por la trágica crueldad que muestran y porque evidencian que los medios españoles están (estamos) a otra cosa.
La BBC es la radio y TV de un país en el que la prensa todavía tiene la fuerza suficiente como para forzar el cese o la dimisión de primeros y primeras ministras. Si el reportaje que se ha conocido hace unos días afectará al Gobierno británico en lugar de al español, el camión de la mudanza habría aparcado ya en el 10 de Downing Street.
Muchos creen que la tormenta desatada contra Marlaska ha puesto al titular de Interior contra las cuerdas o, sería más correcto decir, contra la valla. Que oficialmente hayan muerto 23 personas, que más de 60 estén desaparecidas, que algunos de los subsaharianos fueran arrastrados desde territorio español al marroquí por la policía de este país y que se diga que la actuación de la Guardia Civil fue “proporcional”, son elementos suficientes para forzar la dimisión o el cese inmediato de cualquier ministro del Interior. Máxime si el titular de la cartera ha venido negando lo que las imágenes han mostrado luego de manera irrefutable.
No caerá el ministro ni se tomarán medidas de refuerzo ni de respaldo a la Guardia Civil en esa frontera
Pero a Marlaska el presidente del Gobierno le sigue cantando al oído el “Non ti preoccupare”. Pedro Sánchez sabe que lo ocurrido en la valla de Melilla, por escandaloso y grave que sea, no tiene recorrido político en la España actual. Lo hemos dicho otras veces, este Ejecutivo es el fruto de una alianza contra natura integrada por diferentes que, menos por el bien común, se mueven por todo tipo de intereses. Lo que una moción de censura unió, que no lo separe un adelanto electoral.
De poco servirán los aspavientos de Podemos, ERC, PNV y Bildu por lo ocurrido en Melilla. Entre otras cosas porque el objetivo de estos maestros de la impostura no es abrir una crisis en el seno del Gobierno pidiendo la dimisión de Marlaska. El fin de sus comisiones de investigación y viajes relámpago al lugar de los hechos no es otro que cuestionar el papel de la Guardia Civil y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en una ciudad, Melilla, que estos mismos grupos políticos entregarían a Marruecos sin necesidad de que la pidiera dos veces.
Si la ausencia de una política de control migratorio sigue poniendo a España en una situación de debilidad internacional, ahí estarán todos los grupos independentistas arrimando el hombro para que esa carencia se perpetúe en el tiempo. No caerá el ministro ni se tomarán medidas de refuerzo ni de respaldo a la Guardia Civil en esa frontera. Posiblemente, Marlaska, siguiendo métodos ya empleados, acabe cesando a algún alto mando al que hará responsable de lo sucedido. Es decir, de que la BBC haya aireado la tragedia.
“Non ti preoccupare”, le sigue cantando Pedro Sánchez a Marlaska. Ni PNV ni Bildu, ni por extensión ERC, van a llegar hasta las últimas consecuencias a la hora de pedir la cabeza de un ministro del Interior con quien han conseguido lo que hace unos pocos años ni soñaban: el paulatino acercamiento de los presos de ETA a cárceles vascas, la transferencia de la competencia de prisiones al Gobierno Vasco y la puesta en semilibertad de una treintena de presos etarras que nunca han mostrado arrepentimiento ni disposición a colaborar en el esclarecimiento de atentados de la banda aún no resueltos.
El PP se quedará solo pidiendo el cese de Grande-Marlaska, pero nadie le oirá entre tanto ruido de claxon de camión parado y médicos con altavoces. Podemos bastante tiene con lo suyo. Si la entrega del Sahara a Marruecos está ya más que amortizada, la tragedia de la valla de Melilla puede que no sea ni tema a tratar en los ministerios podemitas más allá del sábado.
“Non ti preoccupare”, le cantan a Marlaska. Que puede ser cesado hoy mismo. No digan que no les he avisado.