¿Manifiesto del Grup Koiné? Las personas no son instrumentos
El Grup Koiné, vinculado inicialmente a la ANC, ha presentado el manifiesto «Per un veritable procés de normalització lingüística a la Catalunya independent«. Este manifiesto ha sido firmado por unos 280 académicos, profesores universitarios, escritores, filólogos y hasta cinco Premis d’Honor de les Lletres Catalanes.
Entre los firmantes aparece una ex consejera de Enseñanza de la Generalitat de Cataluña, Carme Laura Gil (1999-2003). Otra ex consellera, Irene Rigau (2010-16), asistió al acto. Todo ello nos puede dar una idea de las directrices de sus mandatos con respecto al tema lingüístico.
Para empezar, parten de una afirmación que no se ajusta a la realidad y es que en 1714 se produjo la anexión del Principado de Cataluña al Reino de Castilla y desde entonces, «el castellano, como lengua de dominación, le disputa coercitivamente este estatus de lengua territorial y continua intentando represivamente desplazarla de los ámbitos de uso lingüístico general».
Este carácter belicoso que le otorgan al «castellano», contrasta con la bondad del catalán que, simplemente, «se extiende a los territorios contiguos del País Valenciano y las Islas Baleares«. Así, según los autores del texto, el español es una lengua colonizadora y el catalán se ha ido extendiendo sin más por diferentes territorios.
Según los firmantes, el catalán es la lengua en la que siempre ha hablado el pueblo catalán. Es de suponer que ese «siempre» dura hasta hoy, pero el caso es que, en la actualidad, el 50,7% de catalanes tienen el español como lengua habitual y el 36,3%, el catalán.
¿Están diciendo con ello que más de la mitad de los catalanes no forman parte del pueblo catalán por una cuestión de lengua? En Cataluña siempre hemos hecho el esfuerzo de no dividirnos en comunidades lingüísticas y creemos que así debe seguir siendo.
Tampoco sé si consideran a Joan Boscà i Almogàver como parte de ese pueblo catalán, pero el caso es que este escritor es conocido, fundamentalmente, por haber introducido la lírica italianizante en la poesía en castellano en el siglo XVI. Joan Boscà escribía poesía en catalán y en castellano y es un ejemplo de esa Cataluña plurilingüe que nosotros defendemos.
Estamos hablando de mucho antes de ese fatídico 1714 en el que, según el manifiesto, se produjo la ofensiva de bilingüización forzosa que se culminó durante el franquismo.
Y es que, aunque resulte difícil de creer, estos casi 300 profesionales de la lengua consideran que el bilingüismo social es negativo. No sé si una afirmación así tiene parangón en el resto del mundo civilizado donde tan solo desde posiciones ultraconservadoras como las del Tea Party se defiende la idea romántica de «una lengua-un país».
Esto fue lo que sentenció Jaume Martí, uno de los ponentes en el acto de presentación del manifiesto. Sin embargo, esta afirmación dista mucho de corresponderse con la realidad porque en el mundo hay 194 países reconocidos y alrededor de 6000 lenguas.
Ellos consideran que el bilingüismo es negativo porque el catalán está en peligro pero, según Atlas de las Lenguas en Peligro en el Mundo elaborado por la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y publicado en 2009, el catalán es la lengua minoritaria más fuerte de Europa.
Pero claro, teniendo en cuenta que la UNESCO es una firme defensora del plurilingüismo, no creo que su opinión sea demasiado significativa para nuestros insignes abajo firmantes. Sin embargo, para ellos, la lengua es el problema más importante al que se enfrenta la futura república catalana. Ni el paro, ni la corrupción, ni los recortes en educación y sanidad ni el calentamiento global: la lengua.
Según este manifiesto, el castellano no es solo una lengua de dominación sino también una lengua de inmigración y habla de las personas llegadas de territorios castellanohablantes como «instrumento involuntario de colonización lingüística». Tratar a las personas como «instrumentos» es cosificar a individuos con nombres y apellidos que han decidido dejar sus lugares de nacimiento para trabajar y encontrar una vida mejor en otro.
Con el adjetivo «involuntario», les anulan, además, su capacidad de decisión. Es difícil concentrar más desprecio en una sola frase. Eso sin contar que equipara con colonos a las personas que cambian su lugar de residencia de una comunidad autónoma a otra del mismo país.
Al leer este tipo de afirmaciones resulta complicado para muchos catalanes no poner cara a esas personas sobre las que se están vertiendo acusaciones tan graves. Estamos convencidos de que la mayoría de votantes independentistas no están de acuerdo con esta afirmación y que a ellos también les indigna que se hable de esta manera de sus familiares y amigos.
Y es que lo que subyace en este escrito es que son los territorios y las lenguas las que tienen derechos mientras que las personas aparecen como simples objetos. No se puede criminalizar de esta manera a un grupo de personas por el simple hecho de haber nacido en otro lugar. ¿Alguien se imagina, por ejemplo, este mismo manifiesto si se hablara de los catalanes de origen magrebí?
Este tipo de afirmaciones hacen mucho daño a los catalanes y ofrecen una visión distorsionada de nuestra realidad y por eso no podemos permanecer en silencio. Debemos unirnos todos, sea cual sea nuestra ideología política, y manifestar nuestra más absoluta condena.
Las lenguas son una fuente de riqueza y si algo nos caracteriza a los catalanes es la suerte de poder contar con el catalán, el aranés y el español en nuestra comunidad.
Como hemos dicho en repetidas ocasiones en el Parlament de Catalunya, las lenguas tienen dos enemigos: los que las quieren prohibir y los que las quieren imponer.