Madrid no es ciudad para estos políticos
La misma semana que Tania Sánchez, déspota primera de España, decide dinamitar los cimientos de Izquierda Unida en Madrid, a Pedro, también Sánchez, le da un arrebato de autoridad. El ataque de celos, sazonados a la andaluza, se ceba con la ya de por sí desmembrada agrupación socialista de la Comunidad y se lleva por delante a Tomás Gómez, zahorí del sobrecoste, arquitecto de un tranvía de ambiciones, antiguo aliado…
Ana Botella, alcaldesa muerta de risa, dice: «Ahora estamos todos igual». Acierta. Mariano Rajoy mantiene en la indefinición a los candidatos del Partido Popular, no sea que, gracias a su magistral manejo de los tempos, a alguien le dé por votarles. Los ediles andan nerviosos. Desconocen si cuentan con ellos o todo lo contrario. Madrid no es ciudad para estos políticos perturbados así que alzan a pulso un buen gintonic.
A menos de 100 días de las elecciones, el panorama roza el coma etílico: sólo hay cuatro candidatos confirmados
A menos de 100 días de las elecciones, el panorama roza el coma etílico. Los mandamases han pillado el puntillo justo que da la ginebra, cuando uno pierde la noción del tiempo y la sensatez. Chulean a riesgo de descalabrarse en una reyerta callejera. No existe otra explicación. Sólo están claros los siguientes nombres: Antonio Carmona (PSOE), David Ortega (UPyD) y Mauricio Vicente (IU) aspiran a la alcaldía; la Comunidad tiene confirmado un candidato, también magenta: Ramón Marcos.
Imaginamos que a los demás se les espera. Pero ya tardan. Tardan en recomponer la izquierda fetén, huérfana de cualquier atisbo de intelectualidad; se distraen sin armar un socialismo digno y centrado, cualidades desaparecidas en el PSM desde la etapa de Joaquín Leguina; difieren la necesaria limpieza del PP local, infiel a su programa, dominado por las mafias del Madrid Arena y su bufón, el pequeño Nicolás. La ciudad precisa de quiénes enviden estas tareas. ¿Dónde se esconden?
Madrid les necesita porque es el 2 de mayo, sus combatientes y descendientes. Es el 11M, sus víctimas y los asesinados por ETA. Es el Prado, el Reina Sofía, el Thyssen, el Guernica y refugio de Picasso y Goya. Es la Biblioteca Nacional, la Feria del Libro, sus autores y casetas. Es la Gran Vía, el logotipo del Metro, La Latina, la Plaza del Callao y de España. Es la Puerta del Sol y la de Alcalá y la de Toledo. Es el Retiro, la Casa de Campo y el Kilómetro Cero. Es la capital de España, el Ibex y el poder.
Es un icono emocional; un estilo de vida… y un oso cabizbajo. Los actuales dirigentes abochornan con púnica, el tranvía de Parla, el saqueo de Ribas-Vaciamadrid, las tarjetas black, Caja Madrid, gürtel y Telemadrid. Con la corrupción, prevaricación y traición. Arrinconan y atenazan. Quieren dos, tres sueldos, el coche oficial y sus dietas. Buscan la supervivencia, perdurar. Y por ello discuten y apuñalan. Son un virus social y Madrid no es ciudad (ni Comunidad) para ellos.