Madrid, la batalla y el relato
El PSOE se plantea la batalla de Madrid desde dos frentes: vender posibilidades de victoria e ir difundiendo el relato de una segunda legislatura de Sánchez
Ya sabemos, por poco duchos que seamos en ciertas lides, que a menudo el relato es tanto o más importante que la batalla. No más que la guerra, pues tras ellas suele haber perdedores que van a tardar en recuperarse y ganadores de un suculento botín, no de una guerra pero sí que una batalla en particular, por importante que sea.
Así, el PSOE se plantea la batalla de Madrid desde dos frentes. El primero, de manual, vender posibilidades de victoria, pues no hay mayor perdedor que el que se da por tal de antemano. El segundo, algo más sibilino, ir difundiendo desde ya mismo el relato de que una derrota en Madrid aseguraría una segunda legislatura para Pedro Sánchez.
En el primer frente, que no es el de las urnas sino el de la influencia sobre ellas, parece que las cosas andan algo o bastante peor de lo imaginado. Ante todo, y no es dato que puede ocultarse o camuflarse, el PSOE pasaría de claro ganador a severamente castigado.
Según la mayoría de sondeos, incluido el del CIS de José Félix Tezanos, no el menos partidista aunque lo paguemos entre todos, el PP dobla o casi dobla el número de diputados en la Asamblea madrileña. Un avance, casi un dato, que habla por sí solo aunque no pocos pretendan silenciarlo.
Por su parte, el PSOE no se desploma como Ciudadanos, pero a duras penas consigue mantener la mayoría entre las izquierdas. La suma de Más Madrid y Podemos arroja unas cifras nada despreciables en votos y escaños. Una característica, no la única, de Madrid que España no comparte.
Lo principal en cuanto a la disparidad entre Madrid y España es que, de trasladar las cifras de la capital al reino entero, los populares, convertidos en apisonadora, arrollarían a los socialistas con un planchado inapelable. Algo que está muy lejos de cualquier perspectiva, por mucha imaginación que se le eche.
Antes de pasar a la segunda fase, la posible derrota en Madrid convertida en seguro de longevidad para Sánchez, veamos cómo, mediante un doble golpe de suerte, Ángel Gabilondo podría convertirse en presidente de la Comunidad pese a resultar severamente derrotado por Isabel Díaz Ayuso.
Ya se da por segura o poco menos el ingreso en el reino de las tinieblas de Cs, en justo castigo por ser el inepto causante de todo el lío. Por este lado, el PP consigue algo que es de suma importancia, o que lo sería de tener efectos generales, y es absorber buena parte o casi todo el voto centrista, lo cual le acercaría o igualaría al PSOE en perspectiva.
La alianza Ayuso-Vox sirve en bandeja el relato de Sánchez para ir enfocando su segunda legislatura
Sin embargo, ¿qué podría ocurrir si surgen efecto las palabras de Pablo Casado a favor del bipartidismo, a interpretar como el deseo de que toda la derecha se concentre en su partido mientras la izquierda ahonda en sus divisiones, y Vox sigue a la baja? Pues nada bueno para el PP.
Sucedería nada más y nada menos que la extrema derecha podría acompañar a Cs en el limbo de los excluidos por no alcanzar el listón del 5% de los votos. No es un escenario muy probable pero sí sería posible, y en cuyo caso Ayuso se quedaría a poca distancia de la mayoría absoluta, o sea que habiendo ganado por goleada saldría trasquilada de la contienda.
La paradoja de la disparidad capital-país se proyecta pues a niveles estratosféricos. La unidad de la derecha bajo una sola sigla aseguraría La Moncloa al PP, pero convertirse en partido único con representación parlamentaría comportaría el ostracismo en Madrid.
De modo que el PP necesita que no desaparezca su primer rival y único posible aliado en Madrid mientras en el conjunto de España le interesa arrinconar a Vox tanto como pueda.
Finalicemos con el relato socialista en caso de que las carambolas no le otorguen una victoria resultante del efecto de las normativas electorales y no de los inexistentes méritos propios.
Bueno, pues en el caso de que Ayuso reine en Madrid, claro que en compañía de Vox, la alianza sirve en bandeja el relato de Sánchez para ir enfocando su segunda legislatura.
O yo o la extrema derecha en La Moncloa. Es decir, Igual que Ayuso pero al revés. E incluso con bastantes más posibilidades de asegurarle años de poder que el relato de Ayuso.
Y es que, ciertamente y en exclusivos términos políticos, más le vale a Sánchez perder en Madrid y agitar el fantasma de Vox que ganar y sufrir como le agitan el fantasma de la extrema izquierda.