Madrid, bañera de jabalíes

No hay manera de terminar con los consejeros. Por más consejeros que imputan siempre queda alguno. O varios. Otro de Murcia. Otros dos de Madrid. El segundo de González, Victoria, y la Figar. Ahí es nada. Y, suponemos, que todavía quedan más. Oiga, y son de la rama autonómica madrileña. De la rama de Esperanza Aguirre, la Lideresa, la regeneradora del PP. Hilo continuo de cuando ella presidía. Y ha tenido el valor, o la cara dura, de querer ser alcaldesa. Y quiere. ¡Qué tendrá que tapar!

Pues sucede que la vida continúa. Y las imputaciones también. Despacio, muy despacio, pero al final llegan. No sabemos si a todos, pero a algunos sí. Otros se han ido escaqueando. Cuando en octubre pasado arrestaron a Granados, mano derecha de Aguirre, Madrid tembló.

Menos Aguirre, que no sabía nada. Pues no ha terminado esta Operación Púnica. El juez llama a declarar a Salvador Victoria, segundo de González, que a su vez había sido segundo de Esperanza. Pero no lo conoce. Ah, también llama la consejera de Educación, Lucía Figar. Tarda ya Esperanza en decir que no la conoce. De toda la banda de Aguirre no se va a salvar nadie de ir a ver al juez. ¡Qué desvergüenza! Pero, tranquilidad. No pasa nada.

¿Dónde debería estar Aguirre ya? No hace falta responder. Lo veremos tras la publicidad, digo tras las elecciones. Imputan a consejeros y no se terminan. ¿Y González? Arreglando la salida. Que no quede nada. Destruir todo.

Por cierto, el pasado día 24 de mayo, día electoral, hacia las 21 horas salía de la Casa de Correos, Puerta del Sol, sede de la autonomía de Madrid, el ínclito Arturo Fernández. Como lo leen. Él no se presentaba, claro, ¿Qué hacía allí? Que responda González. Alguna fuga habría que cerrar. Algún agujero habría que tapar. Salía serio, con cara de pocos amigos. Servidor lo vio. El recuento no era favorable. Fin del chupe.

Victoria y Figar. Dos peces ennegrecidos en el lodazal autonómico. Lo intuyeron, pues ya no se presentaron a la reelección. O no los dejaron. El juez Velasco los imputa. ¿Dimisiones? Aquí no dimite ni… Ni perdedores, ni imputados. Casi ni condenados. Así nos va. Así vamos. De lodazal en lodazal. Bañeras de jabalíes. La Comunidad de Madrid es una de ellas.