Los tres errores de quienes critican el MNAC

Que el nombre de un museo esté en boca de todo el mundo podría tener varias lecturas. Una de ellas sería que crece el interés por el arte. Esto sería positivo. El Museo Nacional de Arte de Catalunya ha adquirido recientemente un cuadro de Josep Tapiró, artista catalán que retrató el Tánger de principios de siglo XX. El nombre del cuadro es El Santó Darcaguy pero esto interesa a pocos medios ya que lo que ha levantado las grandes pasiones es cómo se ha financiado esta obra. Y de eso les quiero hablar a continuación, ya que muchos de quienes critican el origen de esta financiación cometen tres errores que yo considero fundamentales:

1. Desconocimiento y falta de oportunidad. El MNAC ha acogido eventos de todo tipo y alquila sus espacios desde su remodelación en 2004 a particulares y empresas sin que nunca haya generado ningún incidente ni ningún problema con nadie. Obviamente, cada vez que alquila un espacio, éste ha tenido que cerrar a las visitas. Por poner un ejemplo reciente, el pasado 12 de noviembre, justo un mes antes de la famosa boda india, se cerró la sala Fortuny para hacer una recepción a las docenas de micromecenas que habían hecho posible la adquisición de un valioso cuadro de Marià Fortuny La Oración.
 
2 . El museo no se privatiza. Es terriblemente injusto acusar el MNAC de «privatización» cuando son los fondos públicos los que la han dejado temblando. ¿Dónde estaban esos críticos para defender el MNAC cuando el dinero público empezó a desaparecer ? Acusar el Museo de privatizarse porque un día al año ha cerrado las puertas para un alquiler es ir más lejos de lo que cualquier persona con sentido común debería admitir.
 
3 . El arte no es un lujo. Es fácil criticar el origen del dinero y decir que deberían rechazarlo cuando el destino es un museo. En cambio si en lugar de comprar un cuadro se hubiera destinado a la catástrofe de Filipinas, ¿Alguien habría pedido boicotear el acto por las condiciones laborales de las empresas del Sr. Mittal? Yo creo que no.
 

Entonces, si comunicadores tan agudos como Jordi Évole o plumas tan afiladas como Alfonso Ussía han caído de cuatro patas en estos tres errores, ¿Por qué esta polémica tan importante? Pues, porque después de los recortes más duros de la historia de España y que han afectado a millones de ciudadanos en todo, a todos nos duele ver exhibiciones ostentosas de dinero y celebraciones de lujo. La Boda India de la sobrina del magnate del acero ha sido, sin embargo, demasiado visible.

Otra explicación es que los catalanes tenemos una gran tradición para hacer donaciones urgentes para evitar que miles de niños se mueran de hambre o que las víctimas de un tifón no les falte techo y alimentos. Pero, fuera de la excepción de la Marató de TV3, no estamos acostumbrados a dar dinero de forma meditada a aquellas instituciones que hacen un bien inmenso a la cultura o a la ciencia .

Finalmente, no puedo dejar de preguntarme porque algunas de las personas que critican el MNAC por captar fondos de personas con dinero, sean las mismas que pidan que los ricos paguen más impuestos. Si tuviéramos unas administraciones eficientes, transparentes e incorruptibles lo entendería, pero entre dar dinero al Sr. Montoro para que pague los intereses de la deuda y darle el MNAC para que compre un nuevo cuadro, creo que no hay color.

Mi conclusión es que la sociedad catalana no rechaza los ricos, pero les desagrada la exhibición pública y la ostentación manifiesta de su poder. Mi experiencia en relación a los ex alumnos de la Universidad de Barcelona que quieren dar fondos a la institución también ha tenido que gestionar sentimientos y posiciones que van en esta línea.

Es y será posible en Catalunya captar dinero proveniente de fondos privados a través de acciones como el MNAC, pero también es verdad que habrá que adaptar estas acciones en el entorno y el momento donde se desarrollan. Y actualmente aquí, donde mucha gente lo pasa mal, su visibilidad será durante bastante tiempo un aspecto delicado.

En el futuro inmediato por lo tanto, habrá que tener en cuenta cómo se presentan estas aportaciones privadas si no queremos que todo el esfuerzo puesto en conseguir los fondos, se convierta en un boomerang contra la institución que los recauda.