Los trabajos de Hércules de Ferran Soriano
Conocí personalmente a Ferran Soriano, el flamante presidente de Spanair, el día que vino a La plaza. Estaba cansado, venía de dar una conferencia en la Pompeu Fabra, si no recuerdo mal, al día siguiente empezaba sus vacaciones y a pesar de todo ello resultó convincente, aunque no despejara las dudas que tengo sobre la compañía. Algunos oyentes dijeron que nos había dado una larga pasada. Es posible.
Hoy, tras las últimas noticias en torno a la línea aérea, estoy más convencido que nunca de que el brillante ejecutivo hará bien en aprovechar hasta el último segundo de descanso. Lo va a necesitar. No sé si en las próximas semanas deberá hacer frente a 12 retos, como le ocurrió a Hércules, pero sí a unos cuantos y no de menor enjundia.
Citemos algunos: debe enderezar el rumbo de una compañía que se vendió por 1 € y que el año pasado perdió 218 millones ya que ha prometido hacerla rentable en el 2011; debe hacerlo en medio de una severa crisis económica, que castiga los ingresos y los márgenes, con la mayoría de compañías aéreas en pérdidas y cuando ha pasado de ser el segundo operador en los aeropuertos españoles a ser el cuarto, según datos de Aena; debe resolver problemas menores pero más urgentes como el conflicto con los trabajadores de Palma o el que acaba de desatar con las agencias de viaje…
Pero sobre todo hay un tema que debe solucionar y que me parece el más peliagudo: cerrar el accionariado. En estos momentos aún faltan por desembolsar 35 millones de euros de los 100 de la ampliación de capital mediante la que se asumió el 80% del capital de Spanair. Y Soriano sigue jugando al escondite. Cuando vino a La plaza dijo que se habían comprometido a entrar 5 nuevos inversores, pero desde entonces no se ha facilitado ningún dato que los identifique. Ahora suelta la especie de que quieren entrar accionistas canarios, de los que tampoco conocemos gran cosa por ahora.
Y sin cerrar esta ampliación, ya se anuncia que probablemente haya que ir a por más capital el año que viene. Difícil.