Los taxis, la telemática y la gestión de flotas
Los taxistas de Bilbao han sido capaces de unirse junto con el Ayuntamiento para dar un buen servicio y poder vivir de manera racional
Por suerte o por desgracia viajo bastante, tanto por España como por el extranjero, con lo que soy un ferviente usuario de hoteles y de servicios públicos de transporte cuando me encuentro fuera de mi demarcación habitual.
Aunque me encanta viajar en coche o en moto por nuestro país, no siempre puedo hacerlo y es entonces cuando tengo que echar mano de los servicios públicos para desplazarme, sobre todo dentro de las ciudades. Y es justo en ese momento cuando recibo los servicios de los taxis convencionales y de las empresas telemáticas VTC, como Uber y Cabify.
El trabajo de taxista me aportó muchos conocimientos que hoy aplico para entender todo lo que me envuelta
Tengo un cierto grado de auctoritas para hablar del mundo del taxi, ya que era el negocio familiar y donde con diecinueve años compaginé los estudios con el trabajo de conductor. Esta etapa me aportó muchas vivencias y conocimientos que aún hoy me sirven para entender a las personas, al mundo y al transporte público.
Ayer en Bilbao, ciudad a la que tengo un cariño especial y que siempre me sorprende por la amabilidad y bondad de sus gentes, utilicé los servicios de un taxi convencional y como siempre hago, mantuve una enriquecedora conversación con el taxista.
El vehículo del taxista era un Nissan Leaf, cien por cien eléctrico con una batería de 40 kW. Al margen de los datos de los fabricantes, el taxista me confirmó que la duración de la batería en un régimen de trabajo urbano en el taxi era de entre doscientos veinte y doscientos treinta kilómetros. Entonces le pregunté por el tiempo que tardaba en cargar la batería y me confirmó que aproximadamente cinco horas para realizar la totalidad de la carga de la batería.
Los propietarios de las licencias de taxis son los únicos que pueden trabajar como conductores
Evidentemente este vehículo no serviría para un taxi en el que trabajen dos conductores a turnos, y fue entonces cuando el taxista me esbozó la idiosincrasia del sector del taxi en Bilbao.
Los taxis en Bilbao libran un día a la semana y un fin de semana completo al mes y no pueden trabajar más de 12 horas al día (en breve pasarán a trabajar dos horas menos, es decir, diez).
Obligatoriamente los propietarios de las licencias de taxis son los únicos que pueden trabajar como conductores, es decir, en líneas generales no pueden tener chóferes distintos excepto por fallecimiento del propietario, donde se tendría derecho a poner un trabajador si se da el caso de que existan hijos menores y solo hasta que cumplan la mayoría de edad.
De toda esta exposición podemos deducir que los taxistas de Bilbao se han puesto las pilas y han decidido regular su trabajo de forma que puedan dar un alto nivel de calidad, con vehículos nuevos y eficientes, y sobre todo disfrutar de jornadas de trabajo razonables. En definitiva, poder trabajar para vivir y no vivir para trabajar.
En materia telemática disfrutan del uso de una app donde van recibiendo los servicios que les envía su central. Utilizando estos criterios, los taxistas de Bilbao han sido capaces de unirse junto con el Ayuntamiento para dar un buen servicio y poder vivir de manera racional.
La importancia de una óptima gestión de flotas
En mi experiencia conozco casos de taxistas que prácticamente vivían en el vehículo, comían en el vehículo, dormían en las paradas de taxis y un largo etcétera de eventos de este tipo en sus jornadas interminables.
Sin duda, esto es un peligro para la seguridad vial y para los usuarios, con lo que medidas como las que inteligentemente han tomado los taxistas de Bilbao no hacen más que provocar en mí un aplauso y figurar como un ejemplo que pienso transmitir allá por donde vaya.
Estas medidas no son más que un formato inteligente y avanzado de gestión de flotas que les permite conciliar, trabajar y evitar que cuando lleguen las compañías telemáticas VTC -y no dudemos que llegarán- les recibirán con un servicio de calidad, bien organizados y dispuestos perfectamente para competir.