Los socios de Pedro Sánchez son ‘Los otros’ de Amenábar
“¡A ver si para ser comunista hay que vivir debajo de un puente!". Hombre, no. Pero con sueldos de Vicepresidente, Ministra o alto funcionario del Gobierno no se puede hablar del sueldo de los de arriba como si los de arriba fueran como en la película de Alejandro Amenábar, 'Los otros'
Siempre he admirado la capacidad que tienen algunas personas para vivir rodeadas de todo cuanto detestan sin que les afecte lo más mínimo. Generalmente se limitan a mostrar su malestar en momentos concretos, cuando alguien les cuestiona la contradicción de su conducta. Pero en general se puede decir que lo llevan bien, con naturalidad y hasta con cierta satisfacción. Así que la pregunta que surge, no sin cierta ingenuidad, es si de verdad aborrecen tanto todo lo que dicen aborrecer o es simple postureo para vivir con comodidad material y mental. Un decir, llámame perro pero échame pan.
Se trata de un comportamiento cada vez más extendido en la líquida política española de unos años a esta parte. Decir un día una cosa y la contraria al siguiente se llama “cabalgar contradicciones”, un eufemismo que sirve para exigir la limitación del sueldo de los políticos y acto seguido pasársela por el forro e irse a vivir a un casoplón con piscina. “¡A ver si para ser comunista hay que vivir debajo de un puente!» Hombre, no. Pero con sueldos de Vicepresidente, Ministra o alto funcionario del Gobierno no se puede hablar del sueldo de los de arriba como si los de arriba fueran, como en la película de Alejandro Amenábar, Los otros.
A los socios de Gobierno de Pedro Sánchez les pasa lo mismo que a los protagonistas de la genial película del hispano-chileno. Todas las voces que escuchan, las críticas que reciben y el desconcierto de sus medidas lo achacan a los viejos fantasmas de la ultraderecha que habitan el solar patrio desde los Reyes Católicos. La ley del Solo sí es sí, con más de 500 agresores sexuales beneficiados, no tiene defectos y si los tiene es porque jueces fachas se empeñan en buscarlos. Y lo mismo pasa con la ley Trans, descartada en otros países tras detectarse los primeros casos y una creciente alarma social.
La ley del Solo sí es sí, con más de 500 agresores sexuales beneficiados, no tiene defectos y si los tiene es porque jueces fachas se empeñan en buscarlos
Así que Pedro Sánchez, como hace Nicole Kidman en la película con sus hijos, va cerrando cortinas y puertas allá por donde pasan Irene Montero y Ione Belarra, fotosensibles a la realidad e imprescindibles para que su película siga.
A la izquierda en la que Ione Belarra milita no le gusta que se manden armas a Ucrania porque esa no es la forma de acabar con la escalada bélica. Donde esté el diálogo, que se quite todo lo demás. Que lo manda el Gobierno del que ella forma parte, pues se cabalga la contradicción una vez más y a tirar millas hasta que se convoquen elecciones a fin de año. ¿Dimitir? Ese debe ser un ruso a quien no tiene el gusto de conocer.
Los anhelos independentistas de los saharauis, históricamente defendidos por esa izquierda que cogobierna España, han quedado definitivamente convertidos en un sueño imposible gracias a la política de quien lo mismo exhuma los restos de Franco para honrar la memoria de sus víctimas que deja flores en la tumba de Hassan II, un dictador sin escrúpulos. A seguir cabalgando. ¿Qué le debe el PSOE a Marruecos? Se preguntan en distintos medios. Habrá que esperar al final de esta inquietante y perturbadora película, que dura ya una legislatura, para que vuelvan a abrirse cortinas y ventanas.
Los supuestos sirvientes de Los otros en esta película de terror en que se ha convertido el Gobierno de Pedro Sánchez son los nacionalistas. Ellos sí saben cómo acabará todo. Conocen la casa, la trama, la ficción de la que forman parte. Son conscientes del papel que juegan y de que, más pronto que tarde, todo llegará a su fin. Y a ellos nadie les reprochará nada. Desde que se instauró la democracia en España los nacionalistas juegan el mismo rol. En el caso del PNV se trata de estar con “los unos” y con “los otros” sin que haya que cabalgar nada.
Los supuestos sirvientes de Los otros en esta película de terror en que se ha convertido el Gobierno de Pedro Sánchez son los nacionalistas
Ni los vergonzosos cambios en los delitos de sedición y malversación, ni la política económica del Gobierno de Sánchez y sus nefastas consecuencias, ni la reducción de penas a violadores (Euskadi es la comunidad en la que, en proporción con el número de habitantes, más delincuentes sexuales se han beneficiado) acarreará a los nacionalistas vascos ninguna consecuencia electoral. Ni tan siquiera los últimos escándalos de corrupción con un Lehendakari poniendo cara de “yonohesido”.
La distorsión social de la violencia en la sociedad vasca durante tantos años le ha permitido al nacionalismo ser a veces “Los unos” y a veces “Los otros”. Así que cuando acabe la legislatura de Pedro Sánchez, si acaba en derrota, ellos dirán que no lo conocen de nada porque nunca estuvieron con él. Y que si por alguna casualidad llegaron a coincidir en algún momento, no fueron ellos, fueron los otros. Perdonen que haga spoiler.