Los retos de Artur Mas para 2015 (4)

El año próximo, el presidente de la Generalitat se acabará de jugar su carrera política. Tras lo vivido en 2014, Artur Mas está obligado a darle una salida a la espiral política soberanista en la que ha ejercido de primer actor.

Puede convocar elecciones, de lista única o convencionales. Puede convocar elecciones plebiscitarias (¡menudo eufemismo tacticista!) o convencionales. Puede convocar elecciones o no, y seguir como presidente provisional y apuntalado hasta 2016.

Lo que parece ya bastante seguro es que la libertad de movimientos de Mas parece agotada con sus últimos movimientos. El presidente catalán es rehén de sus actuaciones y de los aliados escogidos para llevarlas adelante. Oriol Junqueras ya lo ha dejado claro. También sus apoyos de la mal llamada sociedad civil (ANC y Òmnium), que le fiscalizan atentamente desde la creencia de que son ellos quienes tienen la misión histórica, casi espiritual, de conducir los designios del pueblo catalán hacia la idílica Ítaca.

Una de sus posibilidades en el próximo año es abandonar, para no hacer más ridículo en política

Mas no podrá darle la vuelta a la imagen transmitida en estos últimos años: político dudoso, gestor ineficiente. El cúmulo de fracasos cosechados en la gestión de su gobierno (que iba a ser de los mejores y acabó de pedigüeño por las esquinas) son sonados. Tanto da que hagamos referencia al remate de Spanair, al hundimiento de las cuentas públicas, a las privatizaciones fallidas (ATLL como máximo exponente) o cualquiera otra de las actuaciones emprendidas en las que él y su equipo han demostrado ser más campeones de los recortes ideológicos que de la eficacia en la administración de lo público.

Una de las posibilidades que siempre tendrá encima de la mesa es abandonar. Pero sus últimos pronunciamientos –esa curiosa hoja de ruta de marketing político que esgrime– parece que alejan tal posibilidad. Al final, lo mesiánico se instala en el individuo y limita sus capacidades hasta límites peligrosos.

Mas ha sido el líder del marketing, la logística y el cromatismo político durante dos años. Y, sin embargo, las encuestas dicen que sería incapaz de ganar unas elecciones. Incluso que junto a la otra fuerza independentista de ERC tendría difícil sumar una mayoría suficiente para sacar adelante sus propósitos. Llámenle como quieran, pero todo conduce a pensar que haga lo que haga no saldrá bien parado. En el 2015, Mas aún cuenta con la posibilidad de considerar aquel consejo del malogrado Josep Tarradellas y evitar acabar su paso por la política con una enorme sensación de ridículo. Ése es su principal y mayúsculo reto.

Bon Nadal! ¡Feliz Navidad!