Los Pujol pierden un millón en Banco Madrid

La venganza es un plato que se sirve frío. Si el cocinero es el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, lo que se sirve en la mesa es, además, como dirían los chefs más modernos, tecnoemocional.

Es lo que le ha pasado a la familia del ex presidente catalán Jordi Pujol. Cuando el 7 de julio del año pasado se descubrió que poseían dinero oculto en Andorra comenzó el verdadero rosario de calamidades que afecta a esta insigne y abnegada familia política catalana. Resulta que para proteger sus intereses habían decidido que sus fondos estuvieran a buen recaudo en las cuentas abiertas a nombres de la esposa Marta Ferrusola y de los hijos Pere, Marta y Mireia Pujol Ferrusola en la Banca Privada de Andorra (BPA). Redondeando, unos 3,4 millones de euros que dormían a la sombra.

Unos días después, el 14 de julio de 2014, el clan hizo sus primeras regularizaciones ante la Agencia Tributaria. Los miembros de la familia comunicaron que poseían bienes en el extranjero de acuerdo con el modelo 720 e hicieron sus primeros ingresos a cuenta. Esa opacidad de los fondos tiene una sanción de más o menos el 150% de la base de la cantidad defraudada. Los cálculos de los fiscalistas señalan que, al final, si uno ha defraudado un millón acaba pagando, en número redondos y contando sanciones e intereses, el equivalente al 110% de lo escondido: 1,1 millones.

Los Pujol estaban esperando la comunicación de Hacienda sobre la sanción. Montoro no tiene prisa, cuanto más tiempo esté el caso abierto más puede disfrutar de la desnudez de los nacionalistas barceloneses.

Para hacer los primeros pagos a la Hacienda española, BPA transfirió a su filial Banco Madrid los saldos que los Pujol declaraban. Comunicado al servicio que investiga el blanqueo de capital (Seplab) del Banco de España. Una parte de ellos eran para hacer los ingresos por lo no declarado y otro para atender la sanción final que sabían, y así lo habían atestiguado sus asesores, deberían pagar para evitar que cualquier juez poco sensible a su dogma nacionalista, entrega al país y a su dinamización económica les acabara atribuyendo un delito fiscal con consecuencias penales.

Como Montoro es lento, los Pujol ni han pagado ni recurrido la sanción. O sea, su dinero está aún en Banco de Madrid, esa entidad que el lunes nos despertó con un sonoro concurso de acreedores tras los problemas de su matriz. Los depositantes tienen garantizado 100.000 euros por titular y cuenta. Si a los Pujol les quedaban 1,5 millones de euros en las cuentas abiertas, ahora están expuestos a perder 1,1 millones según sea la evolución de Banco Madrid. Como otros depositantes e inversores de sus casi 80.000 clientes, la mayoría de ellos contaban con saldos elevados, cosa que hace que la caída en picado de la filial del banco andorrano se lleve por delante unas cifras nada desdeñables de fondos.

Es algo que los diputados catalanes de la comisión parlamentaria que investiga el caso Pujol deben saber. Sobre todo para que no parezca que siguen cazando moscas en vez de hacer su verdadero trabajo. Los Pujol, estimados diputados, tienen ahora un problema adicional al que ustedes no le han hincado el diente.