Los Presupuestos y la ideologización de la economía
Tras la ideologización de la cultura, la educación y nuestros hábitos sociales ahora toca la economía
Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) actualmente se están tramitando. Las críticas se han focalizado en la falta de credibilidad y en el apoyo que han recibido por parte de EH Bildu.
Los reproches morales a este apoyo no nos deben distraer de sus verdaderos peligros. La finalidad perseguida es el blanqueamiento de Bildu y presentarlo como la alternativa al PNV., El objetivo final es que los gobiernos del País Vasco y Cataluña estén liderados por Bildu y ERC para hacer de palanca de cambio de nuestro sistema político, económico y social.
Las previsiones económicas en las que se sustentan los PGE contemplan una recuperación en forma de” V”. La recuperación en “V” está descartada por los principales organismos económicos internacionales. No es creíble que en el año 2021 se recupere el nivel de PIB existente antes del inicio de la pandemia (caída de un 11,9% en 2020 y crecimiento del 9% en 2021).
Lo realista es que una caída del PIB superior al 10% tarde entre 2 y 4 años en recuperarse como sucedió hace un siglo con la denominada gripe española. Los PGE, como en cualquier plan financiero cuando las hipótesis utilizadas en su elaboración no son correctas, carecen de valor.
A pesar de su falta de credibilidad dibujan un escenario de insostenibilidad de las fianzas públicas con una deuda pública que situará cerca del 120% del PIB al finalizar este año y un déficit de caja del conjunto de las Administraciones Públicas previsto por los PGE para 2021 del 7,7% del PIB, que previsiblemente será muy superior al fina del ese año.
Sin embargo, lo más importante de los PGE es su finalidad de ideologizar la economía. Algo que está pasando desapercibido. La economía es la asignación de recursos escasos para producir riqueza y posteriormente distribuirla. Por consiguiente, su objetivo es la utilización más eficiente de los recursos para generar la mayor riqueza que permita generar el mayor bienestar en su distribución.
El igualitarismo que se nos pretende imponer está fundamentado en medidas que no son efectivas
Tras la ideologización de la cultura, la educación y nuestros hábitos sociales ahora toca la economía. Los PGE imponen la ideología del igualitarismo. Ya no importa el uso eficiente de recursos escasos para generar más riqueza y bienestar. Los PGE establecen que lo realmente importante es el igualitarismo.
En la ideología del igualitarismo económico se utilizan buenismos y manipulan términos y conceptos económicos. Indudablemente la inmensa mayoría de los ciudadanos estamos de acuerdo en el equilibrio social, en la igualdad de oportunidades.
El igualitarismo que se nos pretende imponer está fundamentado en medidas que no son efectivas. El FMI ha criticado la efectividad del Ingreso mínimo vital y ha señalado que son más efectivas medidas como el impuesto negativo sobre la renta.
Por otra parte, la subida del salario mínimo va a tener varios efectos negativos como son la exclusión del mercado de trabajo de los colectivos más vulnerables (jóvenes, menos cualificados, parados de larga duración y mayores de 55 años) y que se va a convertir en salario normal (va a ser la moda estadística, es decir, el salario que más se repita entre los trabajadores).
Establecer un incremento de los tipos impositivos para los que más ganan siguiendo criterios ideológicos se materializará en que el umbral de renta de los ricos se vaya deslizando hacia abajo con el transcurso del tiempo. Además, el incremento de los impuestos a los ricos se trasladará a otros impuestos e incluso se irán creando impuestos nuevos.
Una medida que se justifica inicialmente por su justicia social implantada ideológicamente que acabará convirtiéndose en una injusticia, y empobreciendo a las clases medias.
La ayuda europea supondrá unas exigencias de reformas y recortes
El colectivismo es el aspecto relevante de la ideologización de la economía. Aumento del empleo público y de sus salarios. Una divergencia a lo que ocurre en el sector privado, menos empleo y salarios más bajos. No es aceptable y ha sido criticado por el FMI y el Banco de España que los salarios de los empleados públicos crezcan un 1% en 2021 mientras que el empleo y los salarios en el sector privado se ajusten a la baja.
El mayor paso en el colectivismo es la propuesta de transformar a los inspectores de Hacienda en policía fiscal sin control judicial entrando en los domicilios de los autónomos y empresas. Esta propuesta supone un ataque al Estado de derecho, demoniza al emprendedor y lo pone bajo el control del gobierno.
Lo inquietante es que la ideologización de la economía que pretende el actual Gobierno con los PGE tiene lugar en un marco de insostenibilidad de las finanzas públicas que inevitablemente requerirá el auxilio de la Unión Europea.
La ayuda europea supondrá unas exigencias de reformas y recortes. La cuestión que se plantea es: ¿el Gobierno cederá a las exigencias y será leal con Europa como lo fue el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero? .
En el caso de una respuesta afirmativa, los PGE serán un globo sonda: “nosotros queríamos hacer pero Europa no nos ha dejado”. En el caso de una respuesta negativa, nos abocaremos a una crisis económica sin precedentes y en el abismo de un cambio de nuestro orden económico, político, social y territorial.