Los presupuestos de la sedición
Le corresponde a Feijóo poner a la alianza 'Frankestein' frente al espejo de la destrucción de la nación
Estamos a un paso más cerca de la autodeterminación de Cataluña. Si sigue gobernando Pedro Sánchez en la próxima legislatura, se terminará legitimando un referéndum secesionista, que eso es lo que está exigiendo ERC. Si en la próxima legislatura llega Feijóo a la Moncloa, se encontrará con el panorama de unos secesionistas (en Cataluña y País Vasco) crecidos porque, entre otras cosas, la supresión del delito de sedición (aprobada en el Congreso con nocturnidad y urgencia) abarata el desafío al Estado democrático. La reforma del Código Penal se ha hecho a medida de ERC. Los secesionistas saben que pueden volver a cometer delitos de deslealtad constitucional con, prácticamente, total impunidad.
Con la eliminación del delito de sedición, aquí no quedará ni la huella de lo que fue un tumultuario alzamiento (sin armas) contra la Constitución. La conspiración contra la unidad territorial (en breve pasará a ser un delito de “desórdenes públicos agravados”) les saldrá más barato a los delincuentes, como llegó a reconocer el propio Oriol Junqueras.
Han sido los presupuestos más caros y desfasados del gobierno de la Moncloa, negociados con condiciones que nada han tenido que ver con las cuentas públicas. Unos presupuestos que han arrojado el saldo de algunas costuras rotas en el entramado constitucional para contentar a ERC (con el borrado del delito de sedición) y la merma de la presencia del Estado en Navarra con la expulsión de la Guardia civil de tráfico, tal como quería EH Bildu.
Pedro Sánchez, un chollo para los secesionistas
Lo que no nos ha querido contar el Gobierno, empeñado en disimular el precio de estos presupuestos, ya lo han hecho sus socios. Que no han podido ser más claros al reconocer, para colgarse la medalla, la vinculación de lo que han conseguido hasta ahora con la aprobación de los presupuestos. Pero este vínculo tripartito va más allá de la estabilidad de Pedro Sánchez en esta legislatura.
Otegi se ha jactado de tener al Gobierno cogido por el mando de control de la Moncloa. Pero esta alianza viene de lejos. Cuando el líder de la ‘neoBatasuna’ anunció, por primera vez, el apoyo de Bildu a los presupuestos de 2020, Pablo Iglesias, entonces vicepresidente, pronosticó que EH Bildu, como ERC, se integraría en la “dirección del Estado”. Y están en ello. Tienen una hoja de ruta más allá de los presupuestos, orientada a un cambio de régimen, mientras van desactivando la presencia del Estado en las comunidades autónomas regidas por los nacionalistas, desbaratando el marco constitucional y sus instituciones. Sánchez se lo está facilitando. Este presidente es un chollo para ellos.
La entente de los socialistas con ERC y Bildu va más allá de esta legislatura
La entente se va fortaleciendo. PSOE, además de Podemos, ERC y EH Bildu, en Cataluña. Y la intentarán extender al País Vasco, con EH Bildu, si los números les cuadran en las urnas. Otegi, que se ha convertido en el socio ‘estrella’ de Sánchez, presume de ser de izquierdas y de haber arrancado al presidente contrapartidas sociales. Cierto. Pero en ese vendaval de prebendas, entre las doscientas plazas de los MIR y el circo en euskera, se ha colado la expulsión de la Guardia Civil de Tráfico en Navarra.
No es la competencia en sí lo que ha soliviantado a la oposición, a la propia Guardia Civil y a tantas víctimas del terrorismo. El problema es con quién ha pactado Sánchez este relevo tan delicado. Y lo ha hecho con quienes aplaudieron los asesinatos contra la Guardia Civil y quienes quieren reducir la presencia del Estado en las comunidades autónomas. Su objetivo no es un desplazamiento de funciones. Su objetivo es “que se vayan”.
Pedro Sánchez se ha convertido en ‘el conseguidor’ de populistas, secesionistas y nacionalistas. Después de cada presupuesto, quienes quieren romper con España han logrado subir un par de peldaños más hacia el vaciamiento progresivo del Estado. Un Estado que se está quedando en una cáscara hueca.
Las instituciones, prácticamente todas, se están quedando sometidas o vaciadas. Pedro Sánchez ya no preside un gobierno. Preside una coalición. Lo dijo Feijóo. Es la radiografía más exacta del momento político en el que nos encontramos. Le corresponde al centro derecha poner a la alianza ‘Frankestein’ frente al espejo de la destrucción de la nación. La propaganda de la Moncloa es arrolladora y está logrando que funcionen, en la coalición, todos a una. La oposición tendrá que ser más eficaz y ser capaces de movilizar tanto descontento si pretenden ganar las próximas elecciones.