Los países emergentes quieren su banco
Ver a Vladimir Putin y Cristina Kirchner cayéndose bien es una instantánea definitoria del nuevo orden mundial. La democracia autoritaria y el peronismo van de la mano. A continuación, Putin se reúne con los países emergentes –los BRICS– y hacen un retoque de significación en ese nuevo orden mundial económico. China, Rusia, Brasil, India y Sudáfrica quieren su banco de desarrollo y su fondo de reserva. Así se redistribuye el poder económico en el planeta Tierra.
Los países emergentes son economías de crecimiento singular, precisamente cuando los Estados Unidos y Europa están intentando rehacerse de la crisis de 2008. Por lo visto no les basta con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y quieren ver mejor representados sus respectivos potenciales económicos.
Y es cierto que, como también ocurre en el Consejo de Seguridad de la ONU, las grandes instituciones del orden mundial están tardando mucho en redefinirse y, en definitiva, a plasmar la realidad económica emergente.
Aunque sea en otra dimensión, al mismo tiempo entra en debate muy intenso –y muy ideológico– la idea de un pacto comercial trasatlántico, un mercado común UE-EEUU que va a introducir un elemento de gran presencia, si es que la resistencia de sectores europeos no cancela la pretensión de reducir barreras entre los dos socios comerciales más importantes del mundo.
Ese debate intenso ni tan siquiera asomó en España durante las elecciones europeas. Unos temen que Estados Unidos obtenga mayores ventajas y otros ven una situación que no es de suma cero, sino una oportunidad en la que las dos partes salgan ganando. Va para largo.
Los países ahora emergentes que en su día pertenecieron al llamado tercer mundo, al bloque comunista o al movimiento de los no alineados –es decir, alineados “soft” com la Unión Soviética– ahora expresan su legítimo descontento con el Fondo Monetario Internacional. Han crecido a gran ritmo, aunque ahora estén aminorando la marcha. Entre todos, China es la sensación del siglo XXI. La globalización no es, como se suponía, el diablo.
De todos modos, los analistas se preguntan si el nuevo banco de los BRICS es imprescindible o si es más bien el escaparate de una nueva coyuntura mundial, un gesto más que una función. Es decir: tal vez fuese mejor para todos que los BRICS movieran bien sus piezas en las instituciones ya existentes en lugar de proyectar otras.
Para Bloomberg, la agenda colectiva de los BRICS es muy difícil de concretar por falta de intereses compartidos. A pesar de todo, el Banco Mundial y el FMI les serían foros más propicios si moviesen bien sus fechas para una puesta al día efectiva.
Significativamente, China se queda con la sede el nuevo banco, en Shanghái. Pekín lidera los BRICS. Eso no es una garantía de transparencia bancaria ni de buenas prácticas financieras. Se irá viendo que es lo que realmente tienen en común los cinco países catalogados como BRICS.