Los misterios de Fergo Aisa

La inmobiliaria barcelonesa Fergo Aisa es como un misterio envuelto en un acertijo encerrado en un enigma. Pierde dinero a porrillo, su cotización está suspendida desde hace más de un año y no ha enviado su último parte trimestral a la Comisión de Valores.

Tampoco convocó la junta general que debía aprobar las cuentas de 2011. Desde el estallido de la burbuja inmobiliaria, Fergo Aisa ha sido objeto de varias solicitudes de quiebra pero siempre ha conseguido evitarlas in extremis.

Entre tanto, la empresa prosigue anunciando negociaciones con sus acreedores que nunca acaban de perfeccionarse, a la vez que propala acuerdos y más acuerdos para desarrollar importantes actividades constructoras en el extranjero, que no germinan.

Al presidente de la casa, Carlos Fernández, sucesor de Genís Marfà, no le falta arrojo, pero reflotar un barco que navega a la deriva desde hace años es una tarea hercúlea. A menos que ocurra un milagro como el de Fátima, Fergo Aisa puede acabar mordiendo el polvo.