Los efectos de la guerra en España
Solo se podrán afrontar los efectos de la guerra de Ucrania y mantener el orden social, si el PSOE y el PP impulsan pactos de Estado que convoquen a todas las fuerzas políticas y sociales para estabilizar un país con uno de los porcentajes de inflación más alto en Europa
La deseada y necesaria recuperación económica española que parecía sustentarse en la aprobación de la reforma laboral, las ayudas económicas a fondo perdido de la Unión Europea y el fin de la crisis pandémica, no se va a producir. La razón es que la guerra en Ucrania no solo está provocando la subida imparable del precio de la energía o la falta de algunos suministros alimenticios por culpa del aumento de los precios de los carburantes, sino que ha puesto en marcha un descontento social que va más allá de la guerra.
El conflicto con el sector del transporte ha estallado ahora, pero lleva más de un año exigiendo que se estabilicen los precios de la gasolina para que los transportistas puedan seguir trabajando. Las movilizaciones del sector del transporte no es más que la punta del iceberg de un problema de mayor alcance que puede movilizar a otros sectores empresariales y, en especial, a los que trabajan en régimen de autónomos.
Si durante la crisis de la Covid-19 el orden social se garantizó a partir del decreto del estado de alarma, ahora puede romperse como consecuencia del descontento social generalizado por la mala gestión del gobierno ante la crisis energética. El orden social, que es la base en la que sustenta el Estado, ahora corre el peligro de romperse, incluso más allá de los acuerdos sectoriales logrados por el gobierno para intentar mitigarlos.
Los factores que están minando el orden social se centran, por una parte, en la percepción, cada vez más extendida, de que no se están gestionando adecuadamente las ayudas Next Generation e, incluso, que una parte de las mismas puede quedar sin ejecutarse porque la administración no está preparada o no está capacitada para agilizar los trámites; por otra parte, la constatación de que el alza del coste de la energía puede seguir aumentando.
A estos factores a económicos hay que sumar los políticos; Vox está consiguiendo activar a muchos ciudadanos contra las medidas del gobierno y la entrada en un ciclo electoral, con las elecciones en Andalucía y Valencia, crispará la política española. También actúan los factores psicológicos, como el aumento de la incertidumbre ante el futuro debido a la guerra en Ucrania y su impacto en la economía.
Todos estos factores conducen a muchos ciudadanos a mostrar su descontento en la calle. El esfuerzo de Pedro Sánchez, basado en buscar fórmulas políticas y económicas para paliar la alta inflación, puede no ser suficiente para evitar el descontento social. Solo se podrán afrontar los efectos de la guerra de Ucrania y, por lo tanto, mantener el orden social, si el PSOE y el PP asumen el desgaste de impulsar pactos de Estado que permitan convocar a todas las fuerzas políticas y sociales para estabilizar un país que registra uno de los más altos porcentajes de inflación en Europa.