Los doce meses del año
Dicen que agosto es para desconectar del trabajo, pero lo que necesitamos es una cultura empresarial que fomente una vida equilibrada
A principios de agosto suelen aparecer artículos sobre la necesidad de desconectar del trabajo, una tarea que se ve dificultada por una dependencia del móvil cada vez mayor. Estos artículos nos sugieren trucos y estratagemas para olvidar la vida laboral y poder así disfrutar plenamente de nuestras vacaciones.
Es cierto que necesitamos desconectar pues, lamentablemente, en nuestro mal organizado entorno empresarial no es fácil tener una buena relación con el trabajo. Abundan los casos de agotamiento extremo, estrés crónico o adicción al trabajo. Asímismo, no es extraño que pasemos etapas en las que nos sintamos quemados o decepcionados.
El mundo está cambiando muy rápido y adopta nuevos valores, pero la vida empresarial sigue anclada en dinámicas que han quedado completamente obsoletas. Seguimos adoptando estructuras excesivamente jerárquicas que valoran poco la diversidad cultural o ideológica.
Para una vida equilibrada es necesaria una cultural empresarial que nos haga amar el trabajo
La cultura presencialista sigue siendo la norma habitual, lo que dificulta enormemente nuestra vida familiar y social. Adicionalmente, soportamos un tremendo bloqueo generacional, pues muchos dirigentes se perpetúan en sus cargos sin preparar adecuadamente a los profesionales jóvenes que algún día les relevarán.
Con este panorama es natural que la pausa vacacional resulte enormemente terapéutica, cuando no directamente salvífica.
Pero la cuestión no es desconectar durante las vacaciones de una vida laboral que nos disgusta, sino ver cómo podemos implantar una cultura empresarial que nos haga amar nuestro trabajo y que nos permita tener una vida equilibrada.
Para lograr esta transformación deberíamos configurar entornos basados en relaciones de confianza, de manera que el dónde trabajamos o cuándo trabajamos sea lo de menos, y que el cumplimiento de los objetivos asignados sea lo realmente importante.
Nuestras empresas deberían propiciar un clima respetuoso, educado y hasta divertido, así como configurar entornos flexibles que permitan que nuestra jornada laboral sea placentera. Trabajar de manera intensa no está reñido con tener ratos de ocio o diversión durante el día.
Es más, está demostrado que actividades como escuchar música en un espacio tranquilo durante media hora o tomar un café con alguien que apreciamos, nos recargan de energía e incrementan nuestra productividad.
Necesitamos un entorno laboral que promueva nuestro bienestar físico y mental
En cuanto al móvil, efectivamente tiene un papel destacado y desde mi punto de vista, absolutamente positivo, pues se trata de una herramienta tremendamente útil para trabajar desde donde queramos. Eligiendo de manera consciente cuándo conectarse y cuándo no, el móvil posibilita una gran libertad.
Este mes de agosto me dedicaré a fondo a disfrutar de los rincones más tranquilos del Mediterráneo. Si estás buscando una sede para tu empresa y coincidimos en la playa, por favor, no dudes en acercarte y decírmelo, me hará muy feliz atenderte.
Los que amamos nuestro trabajo no necesitamos desconectar de nuestra actividad profesional durante el mes de agosto. Lo que necesitamos es un entorno laboral que promueva nuestro bienestar físico y mental. Los doce meses del año.