Los brujos de Chávez o cómo «utilizó la santería» para retener todo el poder en Venezuela

Leopoldo López, el padre del líder opositor encarcelado, asegura en el acto de presentación del libro de David Placer en Madrid, que Chávez "ha acabado arruinando el país"

Santería, brujería, actos en el propio palacio de Miraflores en Caracas. El periodista de Economía Digital, David Placer, desvela en su libro Los brujos de Chávez cómo el régimen chavista utilizó la superstición, que pervivía en el pueblo venezolano, para aumentar y retener su poder en Venezuela.

Placer aseguró este miércoles en Madrid, en el acto de presentación de su libro –biblioteca Eugenio Trias— que Chávez «utilizó la santería, con prácticas en las que estuvieron implicados todos los jerarcas del chavismo, para aumentar y retener el poder».

En un acto repleto, con asistentes como Leopoldo López, el padre del líder opositor encarcelado en Venezuela, del mismo nombre, o el ex embajador venezolano Fernando Gerbasi, Placer explicó cómo había querido investigar con todo el rigor posible los rumores que corrían sobre las prácticas de santería del régimen chavista.

El chavismo, «sin ideología»

Una de las constantes del libro, editado por Economía Digital, y que contó en el acto con la presencia de su editor, Juan García, es que Chávez se dejó aconsejar por el régimen castrista, y que la santería se instaló en todas las estructuras del estado de Venezuela.

Fue Leopoldo López quien aseguró que «la invocación a los dioses se ha producido siempre, desde los griegos, y de ellos aprendimos cosas muy positivas, pero la invocación de Chávez está arruinando todo el país».

También intervino el periodista venezolano Juan Carlos Zapata, con quien David Placer ha colaborado en sus investigaciones en Venezuela y editor del libro en el país latinoamericano. Para Zapata, Chávez acabó gobernando en dirección contraria a todo lo que prometió, y, además, cayó en manos, de forma indirecta, del régimen cubano. «El chavismo no tiene ideología, y con las prácticas de santería, que los jerarcas venezolanos aprendían con sus numerosos viajes a Cuba, llenaron un vacío para mantener el poder en el país».

Los monólogos de Chávez

El libro es fruto de una investigación, de entrevistas a más de 60 personas que han conocido esas prácticas, y que, según Placer, «no se producían hace unos 17 años». Es decir, aunque existía un poso, «porque la superstición está presente en muchas zonas, y principalmente en la región de los Llanos, de donde procede la familia de Chávez», el chavismo se dejó influir por el régimen cubano, «que llegó a tener mucha información, con servicios secretos infiltrados, porque a los santeros se les explica todo».

El libro se podrá encontrar en las principales librerías de Madrid y Barcelona a partir de esta semana. Se trata de un trabajo extenso que le ha llevado a Placer a entrevistar a más de sesenta personas, entre allegados, amigos, miembros del gobierno y ex colaboradores de Chávez. 

El autor, a partir de intervenciones públicas de Chávez, intercala la propia voz del que fuera presidente de Venezuela, con sus propias reflexiones sobre sus experiencias con esa magia. «Con eso si que te has divertido», le espetó Juan Carlos Zapata a Placer. Se trata de una reconstrucción, como si fueran monólogos aprovechando discursos reales del presidente.

Santería cubana

Lo que aporta Placer es un relato sobre el país, sobre cómo el chavismo se convirtió en un movimiento político que buscó en los espíritus la forma de acumular y retener más poder. Placer incide en el libro en una idea central: cómo la santería cubana se convirtió en la religión oficial del chavismo

Y relata que cinco años después de la llegada al poder de Hugo Chávez, el auge de la santería cubana en las élites gubernamentales acabó descendiendo hasta alcanzar los sectores populares, que, de hecho, siempre habían tenido cercanía con lecturas de cartas, la invocación de los muertos y el espiritismo. 

Los brujos de Chávez forma parte de la Colección Economia Digital, que ha editado obras sobre Jordi Pujol y el consejero catalán de Economía, Andreu Mas-Colell.