Los banqueros españoles se digitalizan

¿Qué pasará en el futuro con las oficinas bancarias? Pues no está claro y hay tantas tesis como dirigentes del sector en España. En los últimos días, los tres grandes bancos del país han dedicado una parte de sus comparecencias ante los medios de comunicación para hacer balance de 2014 refiriéndose al nuevo paradigma digital. Todos admiten la importancia del hecho, hay una cierta coincidencia, pero entre ellos no existe unanimidad sobre qué sucederá y cómo deben abordar el asunto desde una perspectiva global.

Isidro Fainé, presidente de Caixabank, fue el primero en abrir fuego cuando a finales de la semana última recordó una frase que le trasladó Bill Gates, fundador de Microsoft (una de las compañías estadounidenses que revolucionaron la tecnología en el mundo). Al escrutar por dónde pasaría el futuro del sector, Fainé trajo a colación una conversación que tuvo con el magnate de la informática: «Gates me dijo: ‘muchas oficinas y mucho Internet'».

Es decir, haciendo suya la recomendación del experto empresario y creador de Windows, la entidad bancaria catalana apuesta por un modelo de banca mixto, que no pierda el tren de la tecnología y de la banca electrónica, pero que mantenga las oficinas como punto de atención y proximidad con el cliente. Un perfil muy propio de quien ve la actividad futura del sector como un híbrido entre los clientes medios (banca privada, empresas, clases medias…) y los de más difícil bancarización o menor conocimiento financiero.

Ana Botín debutó como presidenta del Santander el martes con un mensaje de renovación. El «nuevo» Santander, como ella lo llamó, debe avanzar hacia lo digital de manera imparable. «Consultamos nuestro smartphone unas 150 veces al día: no hay mayor fidelización que ésa», dijo la ejecutiva para ilustrar la apuesta de la entidad por ese entorno y no olvidó un dato de negocio nada despreciable: la reducción de costes de gestión de los clientes tecnológicos los hace hasta un 30% más rentables. Poca broma, pues.

El más categórico y casi apocalíptico, propio de su perfil personal, ha sido el líder del BBVA, Francisco González, quien en su alocución a los medios ha pronosticado la desaparición de «miles de bancos» en el mundo durante los próximos 15 años. ¿El responsable? Internet, según dijo, pero aún más en concreto dos gigantes de la red como Google o Apple.

Si todavía no han comenzado a operar como agentes financieros es por la existencia de diferentes regulaciones bancarias en cada país, pero que cuando lo deseen serán un factor de banca on line muy respetable. Hoy, como dato a retener, Apple acumula los datos de más de 1.000 millones de tarjetas de crédito gracias a los servicios tecnológicos que presta a sus clientes. La base de partida es, por tanto, de una inmensidad oceánica.

González hizo un curioso símil. En su opinión, a la banca tradicional le puede pasar como a la prensa llamada vegetal frente al nuevo paradigma de la comunicación digital: que llegue tarde a propiciar su transformación.

La verdad es que después de tantos de años de crisis en el sector, los discursos de los máximos responsables de la banca española han adquirido un cariz distinto. Han comenzado a reflexionar sobre el futuro, las alternativas y el cambio. Lo hagan bien o no ya dependerá de cada caso e, incluso, de los contextos que vivamos. Pero, indiscutiblemente, hemos dado paso a un nuevo horizonte desconocido, pero menos pesimista que el de los últimos seis años. Todo un avance.