Los aspirantes Demócratas contra Donald Trump

Las primarias del Partido Demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre de 2020 se desarrollarán en un contexto de crecimiento económico

Un axioma de la política de EE.UU. que acostumbra a cumplirse sostiene que ante una economía sólida y la ausencia de intervenciones militares importantes es bastante difícil derrotar a un presidente que se presenta a la reelección.

Donald Trump heredó en enero de 2017 un mercado laboral muy fuerte cuyos índices fundamentales – tasa de desempleo, crecimiento de ocupación mensual, subidas salariales – habían mejorado dramáticamente desde la crisis financiera y recesión de 2007-2009 que Barack Obama gestionó muy acertadamente.

Los salarios en EE.UU. están creciendo a ritmos interanuales de alrededor del 4% desde 2017

Pero las tendencias positivas se han acelerado bajo Trump. El desempleo ha bajado del 4,9% en enero de 2017 al nivel más reducido (4%) en medio siglo para el grupo demográfico blanco, hispano y afroamericano.

La tasa de paro de diversos colectivos -hombres y mujeres con estudios universitarios, adultos blancos- apenas supera el 3%, sinónimo de plena ocupación. Los salarios están creciendo a ritmos interanuales de alrededor del 4% desde 2017.

El registro de inflación interanual del 1,6% de enero refuerza la nueva política de la Reserva Federal de descartar subidas de tipos de interés a corto plazo. La reforma fiscal aprobada a finales de 2017 ha beneficiado a las clases altas y medias.

El contexto económico es favorable: El índice Dow Jones ha subido un 11% en 2019

Además ha fomentado la inversión empresarial y la repatriación de 465.000 millones del total de tres billones de dólares en beneficios que empresas de EE.UU. tienen aparcados en el extranjero. El promedio de generación mensual de empleo desde octubre de 2018 supera con creces los 100.000 necesarios para acomodar el aumento de la población.

La tasa de participación laboral ha ascendido al 63%. Algunos datos de ralentización de las ventas en la temporada navideña y ascenso de una décima del desempleo son atribuibles al cierre parcial de la actividad del gobierno federal durante 35 días.

El índice Dow Jones ha subido un 11% en 2019 – y 6,7% desde hace un año- y el S&P ha logrado su mejor inicio de año desde 1991. El Nasdaq ha registrado diez semanas consecutivas de ganancias. En el ámbito de la política de defensa y exterior, el anuncio de la retirada de la mayoría de los 2.000 militares en Siria y del mayor contingente en Afganistán -9.800 tropas- ha disgustado a los aliados de EE.UU. Pero dicha medida la acoge bien una población cansada del enorme gasto y las víctimas sufridas en Afganistán desde 2001 y Siria desde 2011.

Los aranceles comerciales impuestos por la administración Trump y las exigencias respecto a la inversión de los miembros de la OTAN en defensa provocan irritación entre los aliados. Pero los actuales sucesos en Venezuela confirman que Trump no desea aventuras militares.

Es prácticamente imposible que Mueller haya conseguido una prueba escrita o grabada que demuestre que Trump como candidato ofreció un beneficio tangible a Rusia

Si la economía no se ralentiza dramáticamente en los próximos nueve meses, las primarias del Partido Demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre de 2020 se desarrollarán en un contexto de crecimiento económico, plena ocupación y ausencia de involucración en guerras.

El fiscal especial Robert Mueller, ex director del FBI, ha conseguido enjuiciamientos o asunciones de culpa y colaboración con las autoridades de 34 personas y tres empresas: seis ex asesores de Trump; 26 ciudadanos rusos, incluyendo a 12 oficiales de la inteligencia militar; y tres empresas rusas. Mueller debe entregar su informe final al fiscal general William Barr, que remitirá al Congreso los contenidos que no comprometan la seguridad nacional y sean relevantes.

Donald Trump durante la cumbre del G20 en Buenos Aires, Argentina. Foto: EFE/LC

juzgado por el congreso

Un presidente de EE.UU. en ejercicio solamente puede ser enjuiciado por el Congreso. Su destitución exige el voto favorable de dos terceras partes del Senado y los 53 senadores del partido Republicano protegerán a su presidente

Es prácticamente imposible que Mueller haya conseguido una prueba escrita o grabada que demuestre que Trump como candidato ofreció un beneficio tangible a Rusia a cambio de la publicación de las decenas de miles de emails sobre Hillary Clinton y su campaña por parte de Wikileaks y hackers vinculados al Kremlin y la inteligencia militar rusa –GRU-.

Donald Trump no utiliza email ni tiene la paranoia de Richard Nixon, que hizo grabar 3700 horas de conversaciones con sus asesores. La mayoría Demócrata en la Cámara de Representantes asegura que personas muy próximas a Trump tengan que declarar bajo juramento sobre sus acciones.

Las manifestaciones de su ex abogado Michael Cohen y otros futuros testigos como el director financiero de la organización Trump, Allen Weisselberg, generarán titulares comprometedores y negativos.

Pero un presidente de EE.UU. en ejercicio solamente puede ser enjuiciado por el Congreso. Su destitución exige el voto favorable de dos terceras partes del Senado. Los 53 senadores del partido Republicano protegerán a un presidente cuyo índice de popularidad entre los votantes republicanos supera el 80% y nunca ha estado por debajo del 40% de manera sostenida entre el conjunto de la población.

Las múltiples investigaciones en curso por parte de juzgados y fiscales de Nueva York sobre la organización Trump, su fundación, su campaña de 2016 y la inauguración presidencial de 2017 probablemente también lograrán más procesamientos y penas de cárcel por delitos financieros, fiscales y mentir bajo juramento.

Las pruebas derivadas de dichas investigaciones solamente se podrían emplear para acusar a Trump por parte de los juzgados cuando abandone el cargo. El presidente también puede ofrecer indultos a los procesados por delitos federales.

Las opciones del Partido Demócrata

Ante dichas realidades, los Demócratas que han anunciado formalmente su candidatura para la nominación presidencial ofrecen promesas de cobertura médica universal gratuita y subvención total de estudios universitarios públicos. Incluso los países escandinavos y Alemania abandonaron dichas prácticas y aplican copagos.

Además de abusar de la recaudación tributaria, la extensión de la gratuidad médica y universitaria a toda la población exige incrementos impositivos muy sustanciales sobre las rentas, las plusvalías y los beneficios empresariales.

Algunos candidatos demócratas son descritos por la prensa no izquierdista como socialistas

Los senadores Elizabeth WarrenMassachusetts-, Cory BookerNueva Jersey-, Kamala HarrisCalifornia-, Bernie SandersVermont– y el gobernador Jay Inslee -estado de Washington– proceden de estados progresistas con abrumadoras mayorías demócratas.

Algunos quieren elevar el impuesto sobre la renta hasta un 70%, y son descritos por la prensa no izquierdista como socialistas. Muchos de dichos candidatos intentan imitar la trayectoria biográfica, oratoria y reagrupación de la coalición que forjó Barack Obama con éxito en dos ocasiones.

Pero Beto O’Rourke, que también se lanzará a la campaña, perdió su primera elección a nivel federal en Texas en noviembre. El desconocimiento de la población de los otros candidatos demócratas -congresistas de estados- no se puede superar sin financiación masiva para campañas mediáticas. Los aspirantes Demócratas también olvidan que la política económica y social moderada de Obama era apropiada para Estados Unidos en plena crisis financiera y recesión en 2009 y como reacción a los dos mandatos de George W. Bush.

Dejando al margen a los expertos y las élites, la mayoría de la población ni tiene tiempo ni interés para asimilar el contexto de las revelaciones generadas por las comisiones del Congreso. La base del partido Demócrata también se ha escorado más a la izquierda desde 2016.

Los candidatos demócratas con opciones

Los únicos candidatos Demócratas que pueden derrotar a Donald Trump son el ex vicepresidente Joe Biden y la senadora Amy Klobuchar de Minnesota. El gran público conoce de sobras a Biden, que además fue senador y miembro del comité de relaciones exteriores durante 35 años.

El ex vicepresidente de Obama procede y conecta bien con la clase media y baja blanca sin estudios universitarios, el grupo demográfico que se resistió a Obama y Hillary Clinton y es el baluarte de Trump. La edad de Biden (76 años) y el deseo de caras nuevas crea espacio electoral para demócratas moderados de estados conservadores como Klobuchar.

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