Los 14
Ha comenzado 2014, año que puede ser determinante en varios escenarios mundiales. Continuará, eso parece, la falta de liderazgo mundial por el cambio de civilización, instalados en una concepción coyuntural de la crisis y negándose a dar por cerrado todo un ciclo de crecimiento capitalista asentado demasiado a menudo en la insostenibilidad de los oligopolios y el escapismo social y tributario de las multinacionales.
África está entre la explosión bélica, en el seno de estados corruptos y el crecimiento rápido de muchas de sus economías. Asia se encuentra con el dilema entre el crecimiento del mercado interior o la insistencia en ser la gran fábrica exportadora del mundo. América tiene nuevas burbujas pinchando en algunos territorios mal gobernados y, en cambio, con un progreso sostenido en los países bien gobernados. Y en Europa, los nórdicos aceleran el cambio de modelo económico hacia uno sostenible y de alto valor añadido.
El eje franco-alemán insiste en la receta de la austeridad, pero con una lentitud exasperante de cambio de modelo. Y la periferia europea, los PIGS, están hundiéndose en el estercolero de la economía especulativa y de bajo valor añadido de la que no se ha salido, sino con la que muchos gobiernos, como el español, insisten en quedarse.
En este marco y en la periferia geográfica europea hay dos factores de preocupación: la creciente inestabilidad de las primaveras musulmanas, desde Turquía a Marruecos, y el reto político de la Unión Europa de dar respuesta a dos procesos de autodeterminación internos: Escocia y Catalunya.
Hace cien años, en 1914, se iniciaba la primera de las dos Grandes Guerras que culminaban en aquello que los clásicos han llamado la etapa imperialista del capitalismo. Una vez cubiertos los mercados nacionales a lo largo del siglo XIX y después de haberse repartido por la vía de procesos de colonización violentos todas las fuente de materias primas del planeta, la hegemonía económica y política sólo podía venir de las guerras de destrucción masiva del adversario.
En la segunda mitad del siglo XX comenzaba un periodo de equilibrio de fuerzas y de neocolonialismo amparado por la guerra fría que amamantaba la gran eclosión del mundo de las multinacionales en Occidente. La caída del muro de Berlín y la explosión informática y de las redes, globalizaba el modelo en todo el mundo. Hasta que ha recibido el primer pinchazo serio.
Este año hace 75 años, también, del inicio del franquismo hacia el que, de forma nada disimulada, el PP está volviendo en relación a las libertades personales, los derechos sociales y los derechos nacionales.
Hace 100 años que a nivel español, Catalunya establecía los primeros instrumentos de Estado desde 1714 con la Mancomunidad. ¿Cuántas cosas debemos todavía a la obra hecha desde el frente de cuatro simples diputaciones? Bibliotecas, escuelas, carreteras, telefonía, normativización lingüística, institutos científicos etc.
Este 2014 se cumplen 200 años de la retirada de las tropas francesas de la Península. Las tropas francesas se iban de Barcelona el 27 de Mayo y Catalunya dejaba de ser republicana (Recordemos que sólo Catalunya fue provincia de la República francesa en los años anteriores); unos meses antes el Deseado ya había vuelto a Madrid. Y al tatarabuelo de Juan Carlos le faltó tiempo para anular la Constitución liberal de Cádiz y para reinstaurar la Santa Inquisición. Esto también eran reformas, diría hoy Rajoy.
No repito lo que ocurrió con Catalunya en 1714, pero sí que fuimos campo de batalla de la primera guerra de alcance mundial, donde las monarquías todavía feudales se empezaban a disputar el dominio del mar y del comercio, prólogo de las guerras imperialistas que culminaron en la del 39-45. Menorca pasaba a ser inglesa y se implantaba la Real Academia de la Lengua Española (RAE). El instrumento para el hegemonismo del castellano en detrimento de las otras lenguas peninsulares.
Hace 500 años, Fernando el Católico vivía los últimos momentos de su vida siendo regente de Castilla, de rebote, ya que la oposición de la nobleza castellana había provocado su renuncia al poder en Castilla, de la que fue expulsado ignominiosamente acusado de «viejo catalanote» (la cosa viene de lejos).
Rey, pues, de Aragón, Cerdeña, Navarra y Nápoles se casó con Germana de Foix con la que no tuvo hijos, que hubieran cambiado el transcurso de la historia de este rincón de Europa llamado Catalunya y Aragón.
Aquellos momentos de recuperación económica hicieron del Principado a lo largo del siglo XVI un protagonista económico y político en las guerras contra el turco. Junto con las consecuencias positivas de la revuelta social de los remences, crearon las condiciones para la Catalunya de los siglos XVI y XVII, receptora de un tercio de la población inmigrante, procedente de Occitania.
Esa Catalunya, lejana de los reyes, y próspera, es la que se enfrentó primero con los Austrias y después con los Borbones. Todavía estamos en ese punto. 500 años después, cójanse a los cinturones que llega 2014 .