López de Lerma: »¡Vienen los moderados!»
Jugar en casa siempre otorga algunas ventajas. Pero en este caso había algunas dudas. Josep López de Lerma presentó este martes en Girona su libro Cuando pintábamos algo en Madrid, editado por ED Libros, la editorial de Economía Digital. Lo hizo en la Llibreria 22, con un lleno total. En Girona el independentismo se siente fuerte, pero López de Lerma no fue cuestionado. Al revés. Los asistentes, algunos ya con el libro leído de casa, querían certificar sus convicciones. Y el ex diputado de CiU no les defraudó.
El mismo día en el que en Madrid el Congreso aprobaba el suplicatorio que requería el Tribunal Supremo para poder juzgar a Francesc Homs, el mismo día en el que la plana mayor del independentismo arropaba a Homs, con el presidente de la Generalitat Carles Puigdemont al frente junto al ex mandatario catalán, Artur Mas, y el vicepresidente del Govern y líder de ERC, Oriol Junqueras, López de Lerma se permitía el lujo en Girona de asegurar que «vienen los moderados».
El libro del ex dirigente de Convergència, un viejo roquista, está repleto de anécdotas. Una de ellas ilustra, como explicó en la Llibreria 22, los errores que comete ahora, a su juicio, el independentismo.
Se trata de la negociación sobre las matrículas de los coches en el mandato de José María Aznar. El PP y CiU tuvieron un acuerdo en la mano, que pasaba por colocar el CAT, y las primeras letras de cada autonomía en los coches. En el caso de Galicia, hubiera sido el GAL, unas siglas nada oportunas en aquel momento, por sus connotaciones sobre la política antiterrorista del Estado.
Se optó por seguir negociando, pero los cachorros de Artur Mas, entonces Francesc Homs, Oriol Pujol y algunos otros, se negaron por completo. Querían «el todo», las letras de Catalunya en las matrículas, sin dejar que el grupo de CiU en Madrid pudiera seguir negociando. Aznar se hartó, y en su segunda legislatura, con mayoría absoluta, impuso la E de España, y se acabó el problema. «Cuando se negocia a todo o nada, se acaba en nada», proclamó López de Lerma ante su audiencia en Girona.
A su juicio, «todo pasará por la negociación, y el retorno de los moderados». El problema es saber cuándo llegarán. No parece que sea inminente. La sociedad catalana ha cambiado, y no es la misma que describe López de Lerma en su libro. Tampoco parece que los instrumentos políticos estén afinados, ni la nueva Convergència –aunque hay cosas que están sucediendo en su seno que pueden ser interesantes, con Marta Pascal a la cabeza—ni las nuevas plataformas terceristas que aparecen en el horizonte tienen garantías de éxito.
Pero hay algunas pistas. Los intelectuales de referencia del movimiento independentista han comenzado a retroceder. Dicen cosas que se han planteado, en otros círculos, desde el primer día en el que se inició el proceso soberanista. Se trata de Francesc Marc Álvaro o de Pilar Rahola, que –curiosamente—tienen claro que los soberanistas no tienen la mayoría social, y que sería necesario que lo aceptaran para adaptar la hoja de ruta del plan secesionista. ¿Ahora lo dicen?
El PP, finalmente, actúa con claridad, y ha situado a Enric Millo –ex Unió Democràtica, antes de ingresar en el PP—al frente de la delegación del Gobierno en Cataluña, con un despacho preparado, a su lado, para Soraya Sáenz de Santamaría.
Tal vez sea un tímido intento. Se verá en los próximos meses. Pero el contraste comienza a ser muy grande: acuerdo en el País Vasco entre el PNV y el socialismo vasco; repliegue de los intelectuales soberanistas en Cataluña; el PP jugando por primera vez con un plan concreto, y los presidentes catalanes –Puigdemont y Mas—manifestándose en Madrid.
Cuando se quieren llegar a acuerdos, sólo se puede esperar que los protagonicen los moderados. López de Lerma lo explicaba desde Girona, la tierra en la que los soberanistas se sienten ahora más protegidos. «Vienen los moderados». Atentos.