Lo que va del 11S al 9N

Ya ha comenzado el goteo. Desde Convergència, se escuchan voces que requieren respeto a legalidad para celebrar una consulta. Desde Unió todavía más, con el añadido de una refriega incipiente con ERC, a la que se suma el conseller convergente Santi Vila.

Puede tratarse de un compás de espera por si las encuestas anuncian una mayoría notoria del sí, a pesar de la ilegalidad. También puede ser un tanteo, para ver si ERC, y las instancias extremas de la ANC y de Ómnium Cultural, pierden consistencia en ese tour de force. Otra hipótesis es que el goteo corresponde a una transacción monclovita entre Rajoy y Mas.

A lo que CiU parece renunciar por ahora es la retórica del choque de trenes. Venía siendo el escenario apocalíptico de un enfrentamiento entre Cataluña y España. Podría irse reformulando como conflicto entre la iniciativa secesionista y la estructura normativa del Estado.

Aunque el choque Cataluña-España y su nueva acepción podrían ciertamente acabar significando lo mismo, sugerir la segunda interpretación no es un dato menor. Se trataría de evitar la simbología tan rupturista del choque de trenes por una forma de fricción legal concluyente en sanción.

No es por otro motivo que ERC promulga su decisión de practicar la desobediencia civil. ¿Qué tiene en común Oriol Junqueras con Martin Luther King? La equiparación se aproxima al desvarío. El masover se rebela contra el hereu, le planta cara.

Pero la coyuntura de Cataluña, entre otras cosas por nuestro marco institucional de igualdades y libertad, no puede compararse con la carencia de derechos civiles para la minoría negra en los Estados Unidos. El afán, poco concreto, del derecho a decidir no implica para nada lo que representó el caso de Rosa Parks en Norteamérica. Una cosa es querer un nuevo status para Cataluña y otra identificarla con la discriminación racial que combatía el predicador Martin Luther King.

Pero, sí, Junqueras ha salido al paso del incipiente goteo de CiU. Sospecha que el trance de la terminología trágica del choque Cataluña-España al conflicto legal es una amenaza para el maximalismo y el maximalismo también genera fatiga.

Entre el 11S y el 9N es muy improbable que Artur Mas ceda en el intento de consulta o que Rajoy no la recurra. En el mejor de los casos, si no recrudece el lenguaje, hay indicios de que todo se posterga hasta el day after. Entre tanto, la incógnita es la reacción de la ciudadanía a la que se han presentado expectativas de una independencia ideal para el 9N.

De camino, podrá haber accidentes inesperados, giros de opinión, redefiniciones. Es un factor desconocido la dimensión reactiva si Artur Mas retira la consulta cuando la recuse el Tribunal Constitucional. Pero también lo es el escenario de una consulta ilegal, entre otras cosas ajena a las garantías de la Junta Electoral. Habrá baches y turbulencias entre el 11S y el 9N.