Lo que la ‘senyera’ no envuelve
Nissan, multinacional de la automoción con base en Japón y capital francés, ha comunicado que sus dos plantas de Barcelona no se encargarán de fabricar un nuevo turismo. La noticia se confirmó el viernes. Es una tragedia, un auténtico mazazo para Catalunya. La prensa subvencionada, tan atribulada con los asuntos políticos, ha minimizado el anuncio y ha ladeado su enorme trascendencia.
Los hechos: la empresa dice que no fabricará ese coche en Barcelona después de una larga y dura negociación. Los sindicatos lo atribuyen a un nuevo chantaje de la compañía. El Govern no sabe, no contesta. Veamos.
El grupo de automoción ofrecía crear unos 1.000 empleos directos. Es de suponer que esa inversión de 130 millones de euros, tendría un efecto amplificador que beneficiaría a unos 4.000 empleos indirectos en el sector. En términos no estrictamente laborales, la fabricación de un coche en Barcelona comporta otra actividad económica inducida (la logística y los servicios, sobre todo) que es un intangible a priori pero que cualquier economista podría llegar a calcular de manera aproximada con métodos de prospectiva.
Los franceses-nipones pedían a cambio medidas de corte laboral. En síntesis, reducir los costes mediante una escala salarial reducida para los nuevos empleados y más flexibilidad. Siempre han sostenido que Barcelona es su centro productivo de mayores costes laborales, tanto en Europa como dentro de España.
Ahora, las dos factorías barcelonesas de Nissan (Zona Franca y Montcada i Reixac) fabrican una furgoneta pick-up. El encargo del turismo hubiera dado continuidad a esos centros de trabajo en el medio plazo. Con la decisión de la alianza Nissan-Renault sobre Barcelona, las factorías se enfrentan a un incierto futuro. “Un escenario de muerte lenta”, en palabras de Frank Torres, el responsable del grupo en la capital catalana. ¿Quiso decir cierre? ¡Uf, qué mala pinta!
Hasta el momento de escribir este artículo, ningún miembro del Govern ha pronunciado una sola palabra sobre este asunto. Ni tan siquiera unas palabras de aliento para la plantilla. Están muy ocupados sirviendo cafés a ERC, ya saben.
Contrasta esta actitud gubernamental con la que hace muy pocos años (2009) tuvo el equipo de José Montilla ante Volkswagen. Los alemanes estaban determinando qué planta del grupo en Europa iba a fabricar el Audi Q3. Bratislava estaba en el horizonte. Martorell tenía posibilidades, pero a cambio también de exigencias laborales y de apoyo oficial para la empresa.
Todo el equipo económico de Montilla se lanzó en tromba a captar esa inversión (a comprar futuro, si quieren llamarlo así) y hasta convenció a los líderes de la UGT para que aceptaran condiciones laborales que eran requisito indispensable para garantizar la nueva línea de producto. Recuerdo que les critiqué duramente en aquella época, pero admito que me equivoqué. Su visión de futuro fue mayor que la de USOC, CCOO y la propia UGT en Nissan.
El tripartito fue un gobierno en Catalunya que cometió muchas insensateces políticas, con un liderazgo débil y otros muchos elementos que se han criticado hasta la saciedad. Pero fue serio en lo importante, con las cosas de comer. Tuvo algo de política industrial. Contó con consellers discutibles, pero trabajadores y honestos. Sobre todo, si aquellas políticas tan vilipendiadas en su día se comparan con las que les han sucedido. Bien, de acuerdo, son incomparables, porque desde que llegó el gobierno de los mejores de CiU hasta la fecha no han existido. Salvo que alguien sarcástico me diga que se han externalizado. Es posible, pero será a consultoras como Alta Partners, con la que ya no pienso derrochar ni un adjetivo más.
La negociación sindical, obsoleta y a menudo defensora más de privilegios que de derechos, la inflexibilidad y actitud superlativa de la multinacional, la despreocupación de la clase política, la que gobierna y la que se opone (¿dónde estaba ICV, redactando textos ambiguos sobre el derecho a decidir? ¿se ha enterado el PSC de este trascendente asunto? ¿Y el PP? ¿Y Ciutadans?), todos ellos igual de corresponsables, ha concluido con una torpeza colectiva mayúscula.
Estamos ante un nuevo fiasco político-empresarial que aflora uno de los problemas estructurales de la Catalunya actual: no hay liderazgo, no se gobierna, la política cotidiana es un sucedáneo esperpéntico de las reuniones de las comunidades de vecinos. Las élites extractivas siguen viviendo en sus particulares cortijos.
Luego, las trampas del discurso dominante: ¿También Madrid tiene la culpa de los errores internos? Tras las elecciones, Artur Mas ha dejado de gobernar. Es apenas una sombra fantasmagórica de lo que debiera ser. Las colosales pifias de ATLL y de Nissan son sólo dos acontecimientos que lo ponen de manifiesto. Si algunos piensan que relacionar estas cuestiones es una actitud demagógica me permito recordarles que mucho más lo es, a efectos prácticos, vivir de espaldas a la realidad en un momento de drama social y económico como el actual. Por más que arroparse con la senyera se haya convertido en el contraveneno a todos los problemas de la Catalunya real.
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TRATAMIENTO SEMANAL DE CHOQUE:
Supositorio matinal >> Debe administrarse a Joaquim Boixareu, responsable del Grupo Irestal y descendiente de la saga que mantuvo la propiedad de Aceros Boixareu, un grupo empresarial que protagonizó una sonora insolvencia en los 90. Declaró el sábado en Palma de Mallorca ante el juez que instruye el caso Urdangarín para decir que nada tenía que ver con la trama del Instituto Nóos y las sociedades relacionadas. Que firmó ante la notario la constitución de la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social por petición del marido de la infanta y sólo eso. Boixareu no respondió al juez ni las preguntas de las partes personadas en el proceso. Como estrategia procesal, cuela. Pero más allá…
Supositorio nocturno >> Luis Conde, oportunista cazatalentos y ahora oportunista cazador de políticos. Curiosamente, con el fichaje de Esperanza Aguirre sigue la estela que inició con Iñaki Urdangarín en su día. El segundo le sirvió para poco y la división del deporte de Seeliger y Conde tuvo una vida corta. Apenas le facturó. Ahora, con doña Espe espera mayores cotas de éxito. Pero, le cueste lo que le cueste (él insistió ante este periodista en que no hay fee, sino sólo variable), el anuncio del fichaje de la ex presidenta ha sido una inversión en marca que no tiene precio en el mercado. O si lo tiene es sideral.